Cuando era joven ya había ocurrido un momento en el que de repente estaba en un estado de beatitud. No podía explicar por qué. Sentí que tenía una conexión con una dimensión superior. De hecho, yo era muy piadoso con una profunda sensibilidad religiosa abierta al sentido primordial, la esencia de la vida.
También sucedió durante la meditación. A menudo ya tenía una mirada interior que me hacía feliz al ver la belleza y sentir la armonía que me hacía vibrar de acuerdo a lo que me rodeaba. Las reconciliaciones entre las personas, sus acordes y reconocimientos siempre afectan profundamente a mi corazón. Es como tener una conexión íntima con una realidad superior que lo une a todo y a todos. Ella cuida de mí y me guía. Me lleva de vuelta a lo más profundo de mi alma cada vez que me pierdo en este mundo perturbado y dividido.
Y luego, poco a poco, hubo más momentos felices en los que todo parecía coincidir y tener un significado más profundo de armonía y de paz. La idea del azar salió volando como nada real. Me siento cada vez más impulsado a hablar de “nosotros” en vez de mi o yo. Me parece que me encuentro en un juego de circunstancias y encuentros cuya mi alma esta conscientemente o inconscientemente íntimamente ligada. Mi vida me confirma que mis relaciones son animados por una esencia espiritual que como un soplo me lleva hacia un orden y nivel cada vez más inteligible de paz y de armonía que aparentemente supera la sensibilidad y comprensión de muchos seres humanos.
Es como estar presente de manera más libre, como ver una película hermosa de la vida. Todo se desarrolla en el corazón que mantiene la libertad de un cierto grado de distancia sin estar totalmente inmerso y determinado por los acontecimientos. Todo coincide cada vez más. Al mismo tiempo, el potencial de nuestra alma se libera progresivamente del impacto ciego o fatal que parece haber ocultado nuestra conciencia y la comprensión de lo que nos está pasando. Cada vez señales más frecuentes nos indican que tenemos posibilidades para facilitar la atracción de coincidencias que facilitan vivir más libre en unión con el todo. En el contexto de los cambios actuales, esto parece ser lo que se conoce como vivir en la quinta dimensión.
El ascenso de la tierra y su vida hacia la 5° dimensión es un proceso de transición que está en camino desde el momento en que el sol comenzó su ascensión hacia la 6° dimensión el 5 de enero de 1989 a las 8.00 de la mañana (8.6= 14,999: impulso del movimiento de triple evolución: sol, sistema planetario, tierra). En pocos minutos el sol absorbió 3 bandas de antimateria en su ecuador.Nota: La noche anterior, poco después de las 11:00, una voz interna ya me había llamado a salir para colocarme frente a la luna descendente. A pesar de que sólo mostraba una hoz fina en su último cuarto, la vi como luna llena. Todo mi cuerpo empezó a temblar cuando veía terribles escenas apocalípticas. Me di cuenta de que esto se podía evitar con la división de la luna. De repente, sentí una mano apoyarse sobre mi hombro derecho para calmarme. ¿Fue mi yo superior o más bien un espíritu creativo Elohim quien me susurró para hacer varias veces la señal Hagalaz en dirección de la la luna. Tuve la fuerza para trascender mi miedo y hacer los movimientos temblando, pero sin forzar y en la confiando en que la división de la Luna sería la mejor solución para evitar más catástrofes. Entonces, directamente una calma profunda me llenaba así como la certeza que de la división de la luna sería parte del proceso de transición actual del sistema solar y de la purificación de la tierra.
El fenómeno del 5 de enero, el día después, permitió el inicio del proceso de purificación del sol (resistencias de sus impurezas) para alinearse con la evolución de su entorno cósmico. En ese momento, estaba frente a una ventana cósmica para ser testigo ocular como la ventana cósmica que se abría en Fátima el 13 de octubre de 1917 con el baile de los 3 círculos del sol (14,99) que era aparentemente un anuncio de ese cambio. Hemos sentido el cambio de la dimensión del sol (la sexta de los mayas) el 11 de septiembre de 2025.Hace llevar actualmente a los planetas del sistema solar a la quinta dimensión. Es la dimensión de coincidencias o concursos más armoniosos e inteligibles de las circunstancias de las relaciones. El momento de ajuste decisivo debería ser el 8 de diciembre próximo con el destello (flash) cósmico.
La tierra por su estructura y atmósferas, cargada por las acciones, emociones y pensamientos humanos muestra más resistencia. Por lo tanto, su ascenso lleva más tiempo. El flash del 8 de diciembre será un momento decisivo de iluminación de la tierra y la evolución de su vida. La purificación de sus atmósferas se pondrá en marcha pero su ascenso a la quinta dimensión tomara algún tiempo. Los tres días de liberación de su oscuridad, el cambio del eje de la tierra y la división lunar constituirían el clímax de la fase final. A medida que avanzara la transición, las señales y las pistas serán claras.
Consciente de esta transición cósmica, el sentimiento de vivir en una unión siempre más amplio se volvía más intenso y frecuente. Finalmente, desde mediados de agosto hasta octubre de este año 2025, nos llevó a un estado de presencia superior con un clímax al 11 de septiembre.
Habíamos entrado en un estado de profunda conexión que llevaba a una conciencia y comprensión casi instantánea del significado múltiple de las relaciones que se presentaban en nuestras vidas. Todo parecía como rayos solares que surgían de nuestro interior para conectar todo con una lógica de inteligencia transparente. Todo se convirtió en fuente de vibración y armonía, creando ondas de claridad que generaban la fuerte presencia del optimismo de alegría y esperanza para la liberación del mundo dividido.
A medida que nos interesa la energía que fluye a través de los diferentes niveles del universo, sentimos que todo es unión creciente e viva. Nos acciones, pensamientos y palabras nos prueban cada vez más que estamos siempre en esa unión y que estamos a menudo más bien un elemento durmiente inconsciente que un elemento creativo, despierto y consciente de esta unión. Este estado de sueño inconsciente es tan ilusorio como imaginar poder dominar esta unidad como uno desearía sin respetarla. Podemos solo elevarnos en ella con la fuerza de amor por esta unión creciendo en la observación, la práctica y la comprensión de su energía de sabiduría creativa.
Así es como la conciencia de la Unión con el Cristo se despierta dentro de nosotros como nuestro Ser Superior. Es un estado evolutivo en la presencia del soplo original de amor por la unión universal que anima y cruza todo y todos, así como una luz inteligente, cada vez más transparente y pura como crist-al. Vivir esta unión transparente y luminosa es la realidad del Estado Cristo. Es el estado de unión por amor a nuestro «ser superior» que hace que cada hijo/hija de la creación sea un ser divino único.
Este año comenzó antes, pero el aumento de la inundación de noticias se intensificó cada ano bruscamente a principios del otoño (boreal), y a menudo ocasionó noches casi blancas. Descubrimos que a partir de ese momento la constelación de Orión subía al cielo del sur. Representa la escala de los diferentes niveles de la conciencia en el universo. Descubrimos que forma parte de una constelación compuesta que forma una figura que se revelaba como la representación solar/stellar del Cristo Cósmico que lleva el libro de la vida.
Si uno se siente perdido e impotente por sí solo, crear una visión de unión colectiva abre el camino a posibilidades inesperadas que tanto se han esperado. Los cambios actuales en las condiciones cósmicas pueden incentivar y ayudar a cambiar. Pero las soluciones para una nueva unión más armoniosa deben surgir de una reacción de la resonancia en el corazón de cada uno, para que la información espiritual proveniente de las esferas superiores del universo sea efectiva.
En efecto, siempre y cuando seamos conscientes de ello al escuchar la voz de nuestra alma en nuestro corazón, tenemos en cada momento la elección y el poder de despertar su potencial y de dirigir la energía de su soplo hacia un sentido más esencial y profundo de nuestras vidas. Hay que quererlo yendo más allá de los miedos que nos paralizan. Esto no puede ser impuesto desde fuera por ningún poder sin perder nuestra libertad y amor por la vida y las motivaciones para su evolución.
Así una banalidad aburrida puede transformarse en una nueva creación, dinamizadora y divertida. Esta ruptura con la banalidad de la vida que nos arrastra como seres en sueño forzado, nos reconecta con el soplo original, libre y creativo que anima todo las relaciones del universo. Es lo que llamamos la esencia de la quinta dimensión. Es la perspectiva de cambiar lo que se piensa que” debe cambiar”, por “lo que puede crear condiciones de relaciones más justas y libres”. Es aceptar lo que es esencial, en lugar de lo que es figado, superficial y aparente. Es dar un significado más verdadero a las expresiones de la vida más allá de las normas, las obligaciones y las convenciones restrictivas humanas.
Luego, cuando el soplo de nuestra alma se abre a la unión del soplo del amor universal del Cristo que anima todas las almas, el ser humano se convierte en una partícula adamantina o luminosa de crist-al. Entra en la consciencia de vida en unión del Cristo Cósmico, luz solar que hace la vida transparente por amor incondicional y sabiduría infinita. Esta es la sexta dimensión que conocían los maestros de los esenios, los hermanos de Heliópolis y los hermanos y hermanas de Shamballah. Vivir en la transparencia de la luz de unión cósmica universal es la dimensión en la que el sol ha entrado desde este otoño como efecto de la evolución de la conciencia del Cristo Cósmico mismo. La materia es la expresión de la evolución del Espíritu. La entrada en la sexta dimensión corresponde a la iniciación de los miembros de la humanidad en el estado de adulto divino.
La entrada en el estado de adulto divino de la 5° dimensión comienza con la era de Acuario. Aquí la inocencia del niño divino termina con la conciencia que el conjunto de las relaciones en el universo forman la base de la unión cósmica y del despertar de la creatividad del alma de cada uno. La siguiente etapa hacia la sexta dimensión será en la era de Capricornio. Es la madurez divina, la responsabilidad por la vida en la unión divina. Es el dominio de la habilidad de responder por amor correctamente a las necesidades esenciales de la vida planetaria y cósmica con el poder creativo del alma.
El paso a las dimensiones superiores se hace como el despertar de la primavera. Cada día la luz del sol sube un poco más para descender cada noche. Pero poco a poco el calor sube y la luz se queda más tiempo. Lo mismo ocurre con el despertar en una dimensión superior. La luz de la conciencia se intensifica, a veces con brotes fuertes que permanezcan durante más y más tiempo para luego cada vez caer un poco. Esto permite un retroceso para ajustar la ceguera que han provocado por su intensidad. Varias veces nos ha ocurrido y, en particular, a lo largo de los meses de agosto-septiembre de este año.
Después de dos meses de vivir intensamente así, el impulso del fuego de la luz cósmica se calmó. Sin embargo, está bastante presente y disponible cada vez que nuestra atención gira en torno a la esencia inteligente de lo que vivimos o elegimos para avanzar. Si nos sentimos antes seres del planeta Tierra con la cabeza puesta en las estrellas como Sirio o en Venus, actualmente “nos” sentimos más conectados con otras criaturas cósmicas y con la Inteligencia Universal que las impulsa. Al mismo tiempo, nos sentimos más cerca de la Tierra para dar forma concreta a las nuevas energías solares que calientan fuertemente nuestra región y finalmente toda la tierra.
El salto cuántico de la Tierra tiene que ver no sólo con la cantidad o cantidad vibratoria de energía, sino también con una calidad de energía de luz más pura y transparente. Se dice cargado de más partículas adamantinas que transportan energía de amor que vibra para una unión más pura, menos acondicionada, viniendo más directamente de la fuente, el corazón o sol central de la creación. Forman el medio que permite la síntesis, la purificación y ajuste etérico (eterización) de las relaciones en la unión de las polaridades del universo. Es una energía nueva, liberada por el progreso del despertar de la conciencia del estado de Cristo en el universo como se menciona en otros mensajes. Esto influye, por tanto, en la densidad de la tierra y su materia y su capacidad para reflejar la energía recibida. El mundo físico se vuelve interiormente más luminoso, más sensible a los impactos sutiles de las ondas de atracción y repulsión (egregores...) pero menos sensible a los impactos más gruesos (como frío y calor). Esto tendrá consecuencias en la naturaleza y el comportamiento de los reinos que habitan la tierra.
Aquí sigue un esquema de reconstrucción del proceso de transición que afecta nuestro entorno cósmico actual por la evolución de la conciencia de Cristo en el universo. Este esquema está compuesto por las informaciones tal como nuestra alma las ha experimentadas o como ahora puede proveer para su unión con la conciencia de Cristo.
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