Cada
manifestación del universo se encuadra en la proyección de un plan o diseño
divino de perfección, llamado también el libro
de la vida. Este plan es llevado y ejecutado por espíritus donde cada uno
tiene su rol específico. Estos espíritus se clasifican según el amor o la
consciencia realizada en, por y con el rol que han aceptado desde su creación
para participar en este diseño. A esta clasificación se le denomina jerarquía. No se trata de una orden de
sumisión a un poder dominante o abarcante tal y como tenemos la costumbre de
comprender con nuestra mente humana limitada. Se trata de un rango de espíritus que según y cómo liberan
el potencial divino de su principio Creador. Este rango les permite entrar en los secretos
del plan divino en general en tanto que
pueden entrar en el plan de su propio
rol como elemento de su principio original de Creador. Este acceso se realiza según su liberación, o
según el nivel de energía creativa amaestrada que les permite cooperar más
intensamente con la realización del diseño divino.
Según este
diseño, la tierra ha sido creada para funcionar como un diafragma o cámara de intercambio entre los mundos más densos,
concretos oscuros e inconscientes y los mundos más sutiles, abstractos,
luminosos y conscientes. La tierra es para el universo como el bazo en nuestro cuerpo. Tiene una
función de asimilación entre los extremos, generando a la vez la diversidad
necesaria y la regeneración de la unión en la vida cósmica. En este sentido la
Tierra juega un papel de referencia única y universal en nuestra galaxia sin
ser por otra parte el centro físico. Esta función específica ha hecho
considerar a la Tierra como un elemento “fallido” de la creación, traducido por
la historia bíblica como la caída de los ángeles. Lo que quiere decir, no
pertenece totalmente al mundo sagrado, espiritual celeste, ni al mundo de la
oscuridad infernal. Es una cuna cósmica para la vida divina en todos los
niveles del universo, como el bazo es la cuna de todas las células de la sangre
y órgano de autogeneración. El reconocimiento de este papel le convertirá en un
planeta sagrado, que es el desafío del plan divino en los tiempos actuales. La
Tierra según el plan divino no es un elemento fallido, sino por el contrario un
elemento “crucial” en su perfección.
Cíclicamente los
diferentes niveles de la vida cósmica se reencuentran más intensamente en la
tierra, como en la actualidad, que se engrana un escalón importante en la
evolución del universo. Es la imagen de la escalera de Jacob. En estos
decisivos momentos, seres humanos avanzados pueden atraer a sus cuerpos
encarnados aspectos superiores de su espíritu, realizados en la Tierra o en
otros planos del universo. Responden a las necesidades de la evolución del
diseño planetario que es evocado e invocado. Siendo conocidas estas cualidades
espirituales, desde el pasado lejano de la Atlántida, como los atributos de los ancianos o los iniciados. Desde el
fin de esta época la fisión entre espíritu y cuerpo (materia) ha separado los
mundos superiores de los mundos inferiores y ha conducido a la fisión atómica
para que el papel de cada elemento, de cada ser y de cada planeta pueda ser
descubierto y que cada uno pueda participar según su nivel en un nuevo
movimiento de fusión.
En la actualidad
se habla de los maestros ascendidos, lo
que no es una verdad absoluta, puesto que los espíritus de los ancianos
continúan perfeccionando su potencial en diversos niveles y entre otros en
forma humana, aunque ellos mismos no sean conscientes de ello, en la mayor
parte de los casos, a causa de la ley de separación que siempre domina en la
tierra. El ciclo de la vida es eterno y universal como Dios mismo. De la misma
manera era conocido el Anciano de los Días, el Servidor del Mundo, el Padre del
Mundo o aquel que tenía el papel de conducir la Tierra y su vida, con la
humanidad hacia su destino. Se le llama también Adam (atma o adem, que quiere
decir respiración de la vida).
Cada vez que los
aspectos superiores realizados de un Espíritu se encarnan, se puede hablar de
la reconstrucción del cuerpo del
maestro. Este proceso conlleva una atracción de los mundos paralelos que
están ligados a su campo de interactividad. Se les confunde fácilmente con la
verdadera manifestación del maestro. Se trata por ejemplo de diversos fenómenos
que abren las dimensiones normales de la vida de la manifestación a otras
dimensiones astrales, supra astrales e incluso más sutiles. A lo que siguen
manifestaciones y signos extraordinarios, por ejemplo cruces de luz u otras,
una intensificación de la clarividencia y clariaudiencia u otros sentidos
espirituales, canalizaciones, multiplicación de apariciones y visitas
extraterrestres, de adumbramiento…no es por lo tanto este último fenómeno
el que constituye la verdadera reconstrucción del cuerpo del maestro.
Aparte del
fenómeno de la exteriorización de la jerarquía espiritual, se habla también del
Instructor del Mundo. Se trata del Padre de la humanidad, y también de la Madre
(Gaia). La finalidad es simple: unir espíritu y cuerpo y todos los niveles del
cielo y de la tierra. En relación a la reconstrucción del cuerpo del Maestro, en el caso del Instructor del
Mundo, Jesús nos lo había advertido. Es necesario comprender que la
reconstrucción en el contexto del nivel de evolución mental actual del ser
humano no tiene sentido salvo que el Espíritu Instructor realmente se
materialice en el plano humano con el fin de estar a la misma altura de cada
miembro de la humanidad. No hay una comunicación real salvo que sea en la misma
longitud de onda. Es una ley física que a su vez es espiritual. El Instructor del Mundo viene pues a
iluminar y no a adumbrar. Se trata pues de la construcción de un cuerpo
luminoso en un hijo de hombre común, que vive las condiciones comunes, siendo
asimismo testigo de este fenómeno autoiniciático. Únicamente de la manera en
que pueda ser creíble y se pueda
comunicar de una forma humanamente comprensible es la vía que conduce al
principio Creador Padre, sin menoscabar el libre albedrío de cada uno y provocar
una sumisión por ceguera espiritual. Es preciso que el ser humano permanezca totalmente libre tocado por la esencia pura
de su alma y que sea iluminado hasta el corazón físico de su espíritu
encarnado donde esta esencia divina y luminosa ha sido fijada para la duración
de todas sus encarnaciones sobre este planeta la Tierra.
La reconstrucción
del cuerpo del Instructor del Mundo sigue 7 aspectos que se corresponden con
los 7 centros de la galaxia, los 7 centros del sistema solar, los 7 centros de
la tierra y los 7 centros del cuerpo humano. Estos cuatro niveles forman las
cuatro dimensiones básicas de la manifestación del universo.
Tratemos de describirlas:
1.
Aspecto voluntad: la energía de base o el aspecto espacial del
plan del universo.
Primeramente
se trata de la liberación de la memoria desde el origen o las fuentes. También
es la liberación de la memoria más allá de la muerte. Es el aspecto del
Instructor del Mundo y del Anciano de los Días según la coherencia del plan
divino.
Plano galáctico: es el mundo de la Constelación de Escorpio con
el mundo divino de Antares. Es una de las mayores y más viejas estrellas de la
galaxia. Refiere al mundo Anterior absoluto o Creador y a la confección del
plan divino del universo con su sabiduría (Athena). Es también el mundo de los
avatares (padres). Son espíritus del principio Creador que velan eternamente
para enseñar o educar haciendo salir el potencial que existe en todo lo
manifestado.
Plano del sistema solar: el mundo de Martes (rojo = Kog, gallo), del
guerrero espiritual que cumple el plan concentrando su voluntad en la victoria
de la luz sobre la oscuridad. Es el trabajo mental continuo de la revelación
mediante la comprensión sobre la incomprensión.
También es el mundo de Plutón,
de lo invisible que reina sobre toda manifestación y lo atrae todo sobre él. Lo
no manifestado es poseedor de la abundancia.
Plano planetario: la zona del lago Victoria (cuna de la humanidad
y de la vida planetaria) donde el espíritu desciende al cuerpo humano. (Se
convierte en un barrizal dantesco, el símbolo nauseabundo del cinismo
capitalista. Leer el artículo en Jeuneafrique.com : Lac Victoria : "La pesadilla
de Darwin" y sus avatares).
Este es el punto donde la
energía expedida a la humanidad está bloqueada por los paradigmas de un mundo
revuelto que no puede hacer otra cosa que autodestruirse si continúa ignorando
el sentido del plan divino. Este lugar está directamente ligado con la Cruz de
la Victoria (Pirineos Orientales), lugar de expresión del despertar mundial espiritual
en el país del Gallo (Francia).
Plano humano: le coxis: centro de nuestra supervivencia
(aspecto femenino) : la raíz o soporte de la energía vital, enrollada como
una serpiente. El desarrollo “armonioso” de esta energía es la base de la
nobleza espiritual por la que la luz hace regenerar el cuerpo. No se trata de
forzar la subida de las energías (Kundalini)
sino de una intensificación progresiva
según la armonía física, emocional, mental y espiritual en todo el cuerpo y a
todos los niveles permitiendo que la luz divina (el manto blanco de gloria) se
enraíce de forma permanente y pueda expresarse progresivamente a través de
todos los actos, todas las palabras y todos los pensamientos.
El método es la aceptación de compartir en sintonía. Se trata de llegar al mismo espacio de
vida con sus cercanos y similares y con todos trabajando el enraizamiento en
relación con todos los aspectos de la vida.
2. Aspecto amor incondicional: la energía de condicionamiento o del
movimiento evolutivo que transita el plano del universo. El amor incondicional
es la fuerza creativa del plan divino o su transparencia. Es el aspecto cíclico
del tiempo.
La energía de amor
incondicional es la transparencia de la verdad universal. Une todos los polos
opuestos y todas las diferencias mediante la unión en una consciencia superior.
Esta energía constituye la esencia pura del alma y su orden perfecto.
Está presente en el corazón
(el centro energético de unión) de toda cosa y por excelencia en el corazón del
ser humano despierto. Es la energía emocional y mental puras, no condicionadas.
Amor es más que estar enamorado o tener sentimientos de atracción. Es la unión
del corazón y del alma. La esencia pura y divina del alma es el aspecto Jesús (Yoshua) del
Instructor del Mundo.
El aspecto voluntad del plan
de la liberación de la memoria de las fuentes de vida y la fuerza creativa del
plan constituyen la iniciación a la
recreación del mundo. Es la doceava
iniciación espiritual o la tercera iniciación superior en la naturaleza divina
del hombre. Está ligada al aspecto “sol invicto” o la victoria espiritual sobre
la luz material del sol. El cambio del sol (hacia el 6º sol) está ligado al sacrificio de la luna o su
desintegración.
Todo ello es la consecuencia
de la absorción de una masa antimateria absorbida (el segundo sol) por el sol
el 5 de enero de 1989 tal y como estaba previsto por la visión maya.
Plano galáctico: es el mundo de la victoria del espíritu sobre la
materia, de la consagración de la materia a la luz, simbolizada por la diadema
real de 7 estrellas de la Constelación de la Corona Boreal con la estrella más
brillante Gema. Esta estrella o centro sagrado de la galaxia, es como una gema
que contiene cristales que atraen la luz de los secretos de la creación. Esta
luz de transparencia ha permanecido escondida por la oscuridad de la
inconsciencia y su incomprensión.
Plano del sistema solar: es el mundo de Venus, el doble astral de la
Tierra. Venus contiene el secreto de las relaciones justas. Permiten la
ascensión a la vida sutil (como la ascensión de Jesús hacia su plano astral de
maestro ascendido) y la unión con el principio universal del amor universal (el
estado de ser del Cristo). Las relaciones justas suponen un trabajo de
armonización a través de diferentes estados que conducen a la liberación de la
transparencia: aceptación, confrontación, interactividad y transformación por
coherencia, orden belleza y unión.
Plano planetario: es la zona del Mar de Banda o del fuego
planetario (erupciones de magma) que testimonian la vitalidad de la tierra. Es
la zona de iniciación del planeta en las energías del fuego cósmico y sus
relaciones. Esta zona evoca el amaestramiento de esta energía en el plano de la
consciencia y las relaciones y efectos del comportamiento humano sobre esta
energía, tanto en el plano material como en el espiritual.
Plano humano: el sacro: es el centro de difusión de las
energías en nuestros cuerpos. El aspecto sexual de estas energías está
directamente ligado con el potencial creativo del alma humana. Esta energía da
directamente acceso al alma, su potencial, sus realizaciones y sus efectos
positivos y negativos. Es la razón por la que a esta energía le denomina
sagrada y localizada en el sacro. Sagrado quiere decir hacer la ligazón con
todo. El hombre que realiza la unión con el todo se vuelve sagrado e integra la
esencia de su naturaleza pura, creativa y divina. Se convierte en Jesús (Yo sé
que yo soy: una experiencia viva de Dios).
El método es el compromiso en
la convivencia, sin prejuicios, estando dispuesto a estar abierto a todos y a
todo con una actitud de respeto total y suavidad. Todo esto demanda una
profunda compasión, o ponerse a la altura del otro, y de perdón, o aceptar la
experiencia del otro como una iniciación, adaptada a su nivel de consciencia
alcanzada. Es el método de la sincronía o el de entrar en las mismas condiciones o
movimientos transitorios (tiempo) del otro sin perderse.
3. Aspecto inteligente activo: el amor es expresión de energía de luz
inteligente o de sabiduría en acción. La inteligencia estructura las
divergencias y las fuerzas opuestas o excéntricas en la unión en su justo
medio. El aspecto despertar en la luz del espíritu, estando en el justo medio
es el aspecto Buda del Instructor
del Mundo: ser consciente. La
consciencia es la comprensión de la relación entre el mundo concreto y el mundo
de la luz. Las energías densas se transforman por el despertar de la
consciencia y esta se concretiza en la materia mediante un proceso de fusión.
Plano galáctico: es el nivel del justo reparto de las energías en
los fenómenos de la manifestación. Está representado por la Constelación del
Dragón (o Naga, la serpiente de Buda). Su perfección consiste en encontrar el
justo medio entre las desigualdades de las fuerzas alrededor de una fuerza central
o centro de unión, representada por: Thuban (Thulé, el polo norte celeste hace
5000 años). El justo reparto, o iniciación superior espiritual (la 11ª después
de la 10ª de síntesis), es la segunda iniciación superior del ser humano en su
naturaleza divina. El dragón con Thuban o plexo galáctico simboliza el centro
de estructuración inteligente de equilibrio o el guardián que abre la ventana (svastika)
hacia los tesoros de la vida: la belleza, la realización, la superación de los
límites en el éxtasis o la contemplación de la perfección.
Plano del sistema solar: es el nivel de Mercurio o Hermes y el caduceo, que
simboliza la sensibilidad por el orden. El aspecto de mensajero divino. No se
trata del orden legal y artificial de los humanos, sino del orden orgánico,
dinámico y creativo que se crea a través de la armonización de nuestra vida
creando relaciones más justas con nosotros mismos, el otro y nuestro entorno
cósmico. Ello implica la unión de los polos opuestos y de la dualidad entre
cuerpo y espíritu, entre masculino y femenino y la ausencia de búsqueda de
dominio por imposición, influencia o poder artificial.
Plano planetario: es el nivel neurálgico de la humanidad que se
concentra en el Medio Oriente alrededor de Irán Irak. Esta zona evoca todas las
pasiones, todos los extremos y todas las ilusiones del conjunto de los seres
humanos que impiden el orden y el buen funcionamiento entre individuos y
colectividades y entre las naciones y las naciones unidas. Esta zona evoca
también el justo medio entre los diferentes niveles de intereses y la
relativización de estos intereses en su justo contexto de valores humanos como
servicio al mayor bien del conjunto de la humanidad. La estructuración
inteligente de estos intereses como valores humanos es el gran desafío de la
humanidad en este momento.
Esta valorización es la base
de la fraternidad universal entre los humanos y el objetivo del Instructor del
Mundo.
Plano humano: es el nivel del plexo solar o la estructuración
inteligente y armonizada de las energías en el ser humano. Se trata de la
energía de la paz mediante la sanación de todos los desequilibrios y del peso
de las deformaciones del pasado. Se trata de un trabajo de armonización y de
liberación de todas las frustraciones, injusticias y conceptos mentales y
espirituales, sobrepasados o mal comprendidos, causa de sufrimientos,
enfermedades y conflictos repetitivos.
El método es el sostenimiento
de toda iniciativa de buena voluntad y buena intención que permite guardar el
libre albedrío y la expresión auténtica del alma. Es el verdadero sentido de la
cooperación o el método de la sinergia que reúne y
equilibra las fuerzas en una unión libre y liberadora del peso ciego,
manipulador de la masa inconsciente, manipulada a su vez. (La unión hace la
fuerza). El sentido de la sinergia
es la justa dosificación de los esfuerzos puestos en común para el mayor bien
de cada uno. Es la base del trabajo de sanación del Instructor del Mundo y de
toda sanación entre los seres humanes.
El parámetro de este trabajo es la belleza
de la expresión que va pareja con la simplicidad en la forma. Es el trabajo de
descondicionamiento de los límites, impuestos en el tiempo por las estructuras
humanas.
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