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La puerta de Shamballah (el corazón: la habitación de Dios)


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sábado, 23 de noviembre de 2024

EL RETORNO A LAS FUENTES DE VIDA. Parte IV/1

IV. El cambio del ámbito colectivo de la humanidad

IV parte 1. El cambio del campo exterior

La evolución de la vida se desarrolla en ciclos como la respiración. Cada nuevo ciclo comienza con un período de impulsos más o menos importantes  y fuertes de TRANSICIÓN. También es comparable a los ciclos de las estaciones que se siguen. Para las estaciones, un nuevo ciclo comienza cuando el sol está al más bajo para  ascender de nuevo. Esto se parece al ciclo solar.

Cada nuevo ciclo se prepara con una desincronización (espacio-tiempo) de la energía del ciclo que finaliza. Comienza con un proceso de desintegración del hecho que las energías del ciclo en curso disminuyen provocando acciones destructivas. Los frutos del pasado recolectados, un PERÍODO DE TRANSICIÓN comienza a la imagen del otoño cuando las hojas empiezan a caerse debido a la disminución de la temperatura. Esto crea un vacío creciente, abierto para la entrada creciente de nuevas energías.  Esta situación de cambio lleva a dar un paso atrás y hacer un chequeo del  pasado y de estimular la creación de start-ups para proyectar el desarrollo de innovaciones.

Toda transición es una forma de armonización para mantener el equilibrio de la evolución del conjunto. La nueva energía empuja hacia la disolución de resistencias y bloqueos con el fin de liberar la acumulación del potencial de nuevas fuerzas. Cae lo que no sirve para ser transformado, reciclado o volver a la fuente para servir al desarrollo del nuevo ciclo.

Este principio de ciclos se desarrolla en todos los niveles del universo. Así que hay varios ciclos, a veces más cortos, a veces más largos que se solapan. Cada uno tiene su especificidad de desarrollo. Los ciclos se subdividen en semiciclos que a su vez se subdividen.  Entre todos hay un período de transición. Al igual que las estaciones, cada  ciclo en el universo comienza con una nueva energía ascendente para alcanzar a través de las transiciones un clímax de acumulación de energía generando una transición mayor de adaptación cataclismica, conocida como la comienza de un  Gran Invierno. (por ejemplo, el final de la Atlántida hace unos 12.000 años). Luego, la energía disminuye hasta alcanzar el punto más alejado del centro galáctico. Entonces comienza la transición de anticlímax con una conflagración o colapso (ekpyrosis en griego, ignición), consecuencia del  consumo por el fuego cósmico (como un nuevo pulso respiratorio original). Eso conduce a un nuevo ciclo, como sucede actualmente. Este período de transición se conoce como la comienza del Gran Verano del Gran Año, lo que evoca claramente el calentamiento climático actual. Parece que se ha olvidado de la vieja sabiduría que la evolución de la Tierra forma parte de los ciclos de evolución del universo a través de una interactividad cíclicamente más o menos intensa. También el entorno cósmico conoce estaciones según la energía que se presente en él.

Hay que señalar que los cálculos de la duración de los ciclos son teóricos y siempre algo fluctuantes en la práctica. La imagen superior parece corresponder al ciclo solar de la precesión o ciclo Pleiadiano.  Representa los ciclos de tiempo de la astrología hindú (llamado ciencia de la luz), que existe desde milenarios de anos.

El sol viaja por nuestra galaxia no solo alrededor de un centro galáctico (Alción), sino según antiguas escuelas de astrología alrededor de un centro creativo, llamado Centro (ojo) de Brahma. Este ciclo sería el mismo que el ciclo de la precesión o el ciclo pleiadiano de unos 26.000 (25.800) años del sol alrededor de las Pléyades. El ciclo entero tendría diferentes períodos, como ya hemos explicado,  con cada vez una transición que duraría alrededor de 300 años, con +150 años de cambios ascendentes y 150 años de cambios descendentes.

Según los mayas, el último ciclo solar habría terminado en 2012. Pero según algunos estudios, coincidiría con el final del ciclo del Kali Yuga de los Vedas hacia 2025. Por lo tanto, actualmente hemos entrado en el tiempo de la purificación por el calor del fuego (Ekpyrosis). Es el fin de los tiempos oscuros provocados por el velo de la oscuridad material que bloquea  la comprensión espiritual. Cada Kali Yuga se caracteriza para terminar por la extinción de civilizaciones, desequilibradas por la profunda división entre materia-espíritu, por la injusticia y la degradación de la conciencia humana. Este tiempo de convulsión total conduce a un cambio total hacia un nuevo ascensión.

(Útil para consultar Ancient Inquiries: https://www.bibhudevmisra.com/2024/03/the-yuga-cycle-and-earths-precession.html  a través de Google traducción:

https://www-bibhudevmisra-com.translate.goog/2024/03/the-yuga-cycle-and-earths-precession.html?_x_tr_sl=auto&_x_tr_tl=es&_x_tr_hl=fr&_x_tr_pto=wapp

En este contexto, desde hace algunas décadas, los cambios de la radiación solar y de la energía cósmica con descargas eléctricas virulentas, han sido más y más sorprendentes. Desde alrededor de 1980, el sol ha causado un montón de perturbaciones eléctricas, magnéticas y térmicas en el entorno espacial de la Tierra (a partir de 70 km más allá del suelo) lo que ha dado lugar a la creación de la ciencia del clima del espacio. La acción humana le ha dado efectos excesivos de acumulación al ignorar todavía la importancia del entorno cósmico. No soy científico, pero la intuición siempre avanza y corrige una ciencia que hace a menudo deducciones a base de fijaciones sobre apariencias dominantes que influyen fácilmente en la opinión de la masa de la gente para facilitar la resolución de problemas complicados.

Todo en el universo está sujeto a ciclos, comparables a respiraciones. La galaxia también se mueve en ciclos (250MO.anos) y semiciclos (12,5M0.ans) que gobiernan su inspiración y expiración. El ciclo solar (25.800 años) es una fracción (2 x 400 años de transición) variando su posición distanciada en relación del centro de su órbita galáctica local. El tiempo actual parece coincidir con la doble transición de los nuevos ciclos de inspiración galáctica y solar. La transición a nivel galáctico es mucho más larga que la del sol y está relacionada con la duración de la rotación.

Podemos decir que en la evolución actual del universo local, hemos llegado al máximo de una expiración de la energía del fin de ciclos. Esto significa la máxima densificación y oscuridad (tinieblas) con la aparición, al lado de agujeros negros de absorción,  agujeros de cristal (o de luz come el cristal) que dan un acceso directo entre diferentes líneas de espacio-tiempo del universo.

En el nivel espiritual es el fin de las fuerzas negativas por ausencia de luz (efecto de la expansión). Una nueva inspiración comienza con una nueva entrada de las energías luminosas de las fuentes cósmicas. Esto da lugar a manifestaciones de concentraciones explosivas de luz en forma de fuego y calor bajo el efecto de fricciones por resistencias. (imagines se encuentran enInternet: VK Philippe François)

Así, el sol ha comenzado a enviar por sus erupciones grandes cantidades de energía (plasma) a la tierra en los últimos 10 años. Ionizan la tierra y provocan mutaciones de todo tipo. Estos cambios afectarían, entre otras cosas, a la ionosfera y la frecuencia (Hertz) del campo magnético de la tierra. Especialmente desde 2021, estos pulsos son notables. Los picos a menudo superan los 40 Hz (nivel de estados cerebrales de mayor vigilancia gamma) como se ve en las imágenes desde enero de 2024:

https://www.disclosurenews.it/schumann-resonance-monthly/  o en life: https://lumieresurgaia.com/resonance-de-schumann-en-live/.

Aquí un imagen para 8 a 10 de noviembre que muestra los pulsos (entre 0 arriba y 40htz abajo). https://eveilhomme.com/meteo-de-la-resonance-de-schumann


 La historia geográfica de la Tierra sobre los cambios en el nivel de los océanos y también en sus patrones de movimiento parece indicar que la ciencia parece haber olvidado estudiar más de cerca la posibilidad de que la tierra respire como el ser humano y todo en el universo. Esta respiración, no sólo sigue el ciclo solar de 26.000 años, sino también ciclos de respiración más amplios del universo. En el contexto de ciclos superpuestos, la Tierra parece estar al final de una expiración. Expiración significa, entre otras cosas, expulsar carbono y disminuir localmente la masa corporal y por lo tanto, para la tierra, un cambio en su forma (circular) a través de un estrechamiento. Constatamos que desde el colapso de la Atlántida al comienzo del último medio ciclo solar, el aumento de los niveles del mar se ha acelerado hasta llegar a la fase crítica de la transición actual, cuyo punto de referencia se situaría en torno a 2025.

En esta transición a una nueva inspiración de energía cósmica, la atmósfera de la Tierra se llena más rápidamente que su interior, lo que provoca tensiones e influye en las relaciones entre los elementos (cambios de volumen y de ubicación de los componentes elementales: tierra (materia estable y sólida), agua, fuego, aire y éter). Sus manifestaciones cambian en sus movimientos, concentraciones y comportamientos.

El clima es sorprendente por sus excesos, causando devastaciones  apocalípticas repetitivas y fenómenos raros como lagos o nieve en el desierto. La corriente en chorro desciende más hacia el ecuador... mientras la Tierra oscila más. La posición del sol cambia, su luz es más blanca que antes y su intensidad cambia según el lugar.

Los efectos del calentamiento global también deberían tener un efecto en el interior de la Tierra. Bajo el efecto del fuego cósmico, el escudo magnético de la tierra se derrumba y las masas rocosas se desploman y se desmoronan, aumentando el magma. El magma efervescente se distribuye de otra manera y busca salir más por aumento de la presión. Esto daría poco a poco lugar a una dilatación de la corteza terrestre, primero alrededor del ecuador y alrededor de las zonas del cinturón de fuego (cinturón peri pacífico). La tierra tiembla más. Hay más actividad volcánica. Grietas se abren de repente (rift de África Oriental, rasgadura de placa tectónica en el Tíbet-Himalaya). Se pierden lagos y arroyos.

Si durante siglos hemos tenido la impresión de que el comportamiento de la tierra era estable y que sus cambios son lentos (piden millones de años)  la ciencia deduce a partir del desplazamiento actual de las placas tectónicas, todo puede acelerarse repentinamente (desaparición Lemuria, Atlántida...). La transición puede romper, cambiar, detener y acelerar súbitamente los movimientos conocidos. Esto puede presentarse de forma crítica y violenta, co-mo cada vez es más el caso en la actualidad.

Aunque el calentamiento global está bien sucediendo, la naturaleza del cambio es tan compleja e intensa que debe situarse en el contexto cíclico de la evolución cósmica y solar. Hay bien un despertar espiritual fuertemente creciente bajo la influencia de una entrada de luz cósmica adamantina retirada hasta entonces. El calentamiento no puede inferirse exclusivamente de la acción humana.

 Así, pues, la conducta de la luna parece estar cambiando, lo que claramente excede el efecto exclusivo de la acción humana. Por el contrario, ¿no es la acción humana en parte el efecto de una estimulación exagerada que manipula el inconsciente de la mente de la masa humana en este tema?

Como jardinero, he visto cambios significativos en los últimos 40 años, observando el comportamiento humano, el clima, los cambios en la atmósfera, la naturaleza, los animales y la vegetación. Observo cada vez más mutaciones en la naturaleza, ¿nuevas especies?, desapariciones, tendencias de desvíos y dobles floraciones o floraciones extendidas a lo largo del año. Observé un cambio profundo en curso que debería conducir a trastornos profundos., Entre otros, me venía repetidamente el cambio del eje de la tierra y el calentamiento del que no se hablaba todavía en esa época.

Conviene enunciar aquí la radiación cósmica y el descubrimiento de los bosones de Higgs o del campo de las partículas adamantinas (de naturaleza pura como el diamante o el cristal). Aquí nos encontramos en la encrucijada de la ciencia y la espiritualidad. Es la energía pura o creativa que da masa a las partículas elementales. Produce la energía vital que sustenta la vida y su reproducción. Es la base de la liberación de energía sexual durante las últimas décadas. Esta liberación es importante siempre que se integre en la vida de forma positiva. Es la clave para estimular la creatividad humana, que se basa en la conexión con la energía pura original. La creatividad es el resultado de la estimulación de un deseo que se transforma en voluntad de realizar un potencial que surge de las fuentes del origen.

Aparentemente, las partículas adamantinas son la energía pura de las fuentes de vida. Su flujo es percibido como más fuerte desde hace unas décadas, entre otras cosas, debido al fuerte aumento de la actividad del sol que pasa por el cinturón de los fotones (photon belt) o Nebulosa de Oro emanando del centro de la galaxia y ligado a  Alción y las Pléyades.

Imagen:  https://eveilhomme.com/2021/09/02/notre-rencontre-avec-la-ceinture-de-photons/.

 Este flujo de energía adamantina influiría progresivamente en el cuerpo humano y su ADN para adaptarlo a la evolución de la vibración cósmica. Causaría muchos cambios en la noosfera (esfera mental) y tendría consecuencias en la evolución mental de la que ya hemos hablado en la parte anterior. Provocaría, por ejemplo irregularidades en el ritmo cardíaco, hormigueos en la piel u otras lugares, dolores musculares repentinos... como vemos nosotros y en nuestro alrededor.Todo eso se refleja en la tierra.

En este contexto, el calor o el fuego (cósmico) es un factor muy importante. Se prevé que la Gran Transición Cíclica  actual está dominada por el elemento  calor o fuego (cósmico). Su clima dependería de los grandes cambios de la tierra. La cronología védica lo confirma. Es un factor purificador como la fiebre. De este modo, facilita la fusión o unión de los elementos con los mundos superiores eliminando (quemando) las resistencias y tensiones. Personalmente, hemos tenido una experiencia extraordinaria relacionada con el calor.

La ciencia ha demostrado que el calentamiento global está cambiando el eje de rotación del planeta. Más allá de la acción humana, la entrada del sistema solar en el cinturón de fotones en dirección a las Pléyades, sería según nosotros, determinante para su orientación. Esto provocaría bien un reajuste del eje de la tierra en relación con la luz de las fuentes cósmicas y cambiar completamente el clima. Su tendencia actual sería solo transitoria para evolucionar hacia una forma de armonía mundial de tipo subtropical-templado como ya lo sentimos hace más de 40 años. Una vez establecido, el nuevo equilibrio planetario acercaría las diferencias actuales de las condiciones de las vidas humanas para facilitar relaciones y comunicaciones más unificadas. Nos parece el sentido profundo del propósito de la evolución.

El calor es químicamente un elemento que facilita la fusión. Su control es uno de los mayores desafíos de la ciencia, aunque se da en cualquier parte del mundo natural. Tiene efectos sobre el cuerpo humano y la unión armoniosa entre los diferentes cuerpos. Influye en el conjunto de su función, especialmente por la influencia sobre el cerebro y las neuronas. Cualquier aumento de calor afecta la vitalidad, la sensibilidad, las emociones y el pensamiento, puesto que cambia la integración de los flujos de energía que normalmente nos afectan. Un aumento excesivo puede ser perjudicial y tener consecuencias negativas por pérdida de control y disfunciones de incoherencia. Lo que ya parece estar ocurriendo a las personas estresadas. Por otro lado, en los estados transitorios de consciencia, por ejemplo entre despertar y dormir, el cambio puede abrir la puerta a una conciencia modificada de las dimensiones que exceden la tridimensionalidad. Lo experimentamos en el verano de 1981, del que hablamos en la segunda parte sobre los cambios internos.

Más allá de las causas, cada cambio climático tiene implicancias indiscutibles para la evolución de la conciencia humana. La situación actual de los excesos es comparable a una serie de relaciones entre las teclas blancas y negras de un órgano. Es un juego entre luz y sombra. Cada tecla es la expresión sonora única, más o menos luminosa, del soplo de la misma energía vital que pasa por las tuberías del órgano. La humanidad se encuentra en una posición febril entre luz y sombra. Se ha vuelto tan crítica que debe aprender a expresar nuevas expresiones de relaciones más armoniosas para que el órgano (la tierra) no se deteriore por completo. El ser humano debe, pues, inventar relaciones que expresen la luz de un mayor respeto o de justicia que eleven la vibración armoniosa del instrumento planetario. Esta es la imagen que los órganos de Ille sur Têt, muy cerca de nuestra casa, nos inspiraron como una señal fuerte.

Precisamente en el aprendizaje de elevación de la armonía vibratoria de nuestras relaciones podemos llegar al dominio de la unión de nuestras vidas con el todo para que resuenen la armonía perfecta y la paz duradera de todos los universos. Este es el desafío de los cambios del campo externo que nos rodea. Reflejan nuestros necesidades internas.

La tierra es el campo colectivo de la energía de la humanidad. Sus condiciones propicias dependen del equilibrio entre todos los elementos (tierra, agua, fuego, aire, éter) que se encuentran a diferentes niveles en el mundo mineral, vegetal, animal, humano y espiritual. Según sus condiciones las diferentes esferas vibratorias se comunican entre ellos por informaciones inteligentes. De la fluidez de sus relaciones depende el equilibrio de las condiciones de vida en la tierra. Las tensiones físicas, emocionales, mentales y espirituales forman egregores que se encuentran en los diferentes elementos, formas de vida y atmósferas de la tierra. Cuando las tensiones mutuas se acumulan, provocan situaciones explosivas con el fin de recuperar un nivel soportado por la unión del conjunto. Es un campo que todavía escapa a la ciencia, pero que explica también los fenómenos a veces muy violentos que están ocurriendo actualmente.

El tema de los cambios es muy amplio. Pero su finalidad es ante todo la creación de un campo propicio para el cambio interno del ser humano. El tiempo que el ser humano quería entender todo desde fuera se acaba. La verdad de todo entendimiento está en el interior, en el más profundo del corazón de cada uno. En la segunda parte de esta parte IV vamos a profundizar en ello.

Nota: Hablamos del Gran Invierno y el Gran Verano en relación al ciclo del sol alrededor de Alción, sol principal de las Pléyades. Es una simplificación de las cuatro estaciones de los Yugas. La transición actual es en realidad la preparación de la nueva primavera de la Edad de Oro o verano del nuevo ciclo.

En realidad, la estrella Alción es la estrella de referencia, por la intensidad de su luz, de la difusión cíclica de una nueva energía, procedente de las fuentes cósmicas. Pero esta difusión se hace junto con sus 6 hermanas que forman la Constelación de las Pléyades. El origen de esta energía es cósmica, cuyo centro de luz invisible y adamantina parece escondido detrás de la unión de las Pléyades. Llamamos a este centro de energía cósmica de renovación el centro Kali (diosa del tiempo cíclico de la transformación y destrucción del orden existente). El verdadero centro de luz de la galaxia (sol central) no sería una sola estrella sino la unión de la concentración de miles de estrellas en la región de la Constelación del Sagitario. Su movimiento rotativo sirve para la coherencia y el equilibrio del funcionamiento de toda la galaxia. Ese el corazón del movimiento general galáctico que armoniza los movimientos locales en espiral. La irradiación de su luz es como flechas multidireccionales que nutren la finalidad de la evolución de toda la galaxia como la sangre que sale del corazón humano para alimentar todo el cuerpo. A cambio, para mantener el equilibrio, el centro contiene un agujero negro para reciclar. Absorbe los residuos galácticos que ya no sirven y reconecta todo con las fuentes del universo (estudio de la nueva astronomía (astronomía-astrología) cósmica).

 

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