1. Las fuentes de vida:
Para entender el Merkabah, que conocemos como el cuerpo de unión del ser humano o en el nivel del estado superior de la conciencia como el cuerpo de gloria de ser Cristo, nos remite directamente a la comprensión de los orígenes o las fuentes y la unión de la creación. Entonces descubriremos que no se trata de un "antes" de la manifestación, sino de una relación de continuidad entre fuente y manifestación, como una creación de un big bang continuo, sin comienzo ni fin.
La fuente de toda manifestación es el vacío que sostiene y penetra toda manifestación. Contrariamente a lo que podría pensarse, el vacío está lleno de energía. Es la energía universal, original de las fuentes de vida, no limitada, por lo tanto infinita, libre, abstracta o trascendente a la manifestación. Es el mar del fuego en el que bañan las manifestaciones. El vacío es un conjunto de movimientos de energía libre de un potencial puro e infinito. Está el fundamento o la raíz de toda manifestación. Como el vacío es una abstracción de la luz del mundo manifestado, se define el vacío generalmente como oscuridad, tinieblas de materia oscura. Sin embargo, contiene el potencial de la energía luminosa que se estructura en las formas de las manifestaciones. Como tal, contiene un orden luminoso virtual, arquetípico que forma la geometría básica para cualquier manifestación.
El potencial de esta energía universal se divide constantemente proyectando puntos o partículas virtuales tanto de concentración como de difusión de la luz virtual. Sus secuencias hacen surgir del caos original aparente una orden virtual o rejilla de resonancia de acuerdo universal con el sentido del conjunto del potencial creativo de la energía universal. Esta resonancia o acuerdo, inherente a toda manifestación, supera cualquier espacio, tiempo y fuerza determinados. Su geometría evoca la Inteligencia de la energía universal como esencia creativa de un orden universal que es propio a los movimientos libres, aparentemente caóticos (del griego Xaos, grieta, gran apertura en profundidad) de su potencial.
La unión del mundo manifestada con el orden fundamental de los movimientos creativos en el caos original era conocida desde los tiempos más remotos de la antigua sabiduría. Su origen data al menos del principio de la época Atlántida, hace más de 52.000 años. Esta orden fue guardada y transmitida al antiguo Egipto. Conocemos su representación en la imagen de la flor de la vida, entre otros en el templo más antiguo de Osiris cerca de Abidos con la figura de base de 7 círculos dentro un gran circulo. Fundido como por un rayo láser en la masa atómica de la roca, esta imagen quiere mostrar la unión indisociable entre el mundo manifestado y su origen. Es la imagen de la unión de la creación y su reconocimiento por el ser humano con ella a través la conciencia de sus relaciones interiores y exteriores.
En este contexto vemos que la división del mundo exterior e interior es una fijación mental de una observación limitada a la dimensión analítica 3D. Limita la percepción a las formas externas y da la impresión de que la información está oculta en el interior y no está disponible directamente. Esto es cierto para el estado actual del funcionamiento analítico de la mente que no tiene un enfoque holístico de la verdadera realidad. Este enfoque integral sólo comienza a partir del modo de síntesis del funcionamiento de la mente, que es el MODO DE CONTEMPLACIÓN o de ser parte integrante en lugar de separarse por división. Hemos perdido esta capacidad de ver las cosas en unión desde la época de la Atlántida.
La flor de la vida es un holograma o arquetipo universal. Expresa el orden de la única realidad o el campo unido, visible e invisible, de toda creación. Es una proyección del conjunto de los movimientos de la energía universal en un orden geométrico. Es el reconocimiento o la identificación teórica de un Principio Creativo Original de Inteligencia Universal (//Personal Identification Number = PIN informático). Representa la concentración del encadenamiento de los movimientos libres de la energía original, curvados por el espacio-tiempo indefinido hacia su manifestación en espacios-temporales específicos dentro la unión del conjunto. Parece que encontramos esta actualizado y confirmado en el trabajo del científico multidisciplinario de origen suizo, Nassim Haramein. Desarrollemos nuestras investigaciones en este marco holístico.
Cuando miramos más allá de la flor de la vida en la oscuridad de una superficie negra, como en la imagen de al lado, nuestros ojos proyecten pequeños pun-tos más claros que parecen salir del fundo de oscuridad. Al parecer, no es una realidad externa, sino una proyección de una realidad interior sobre su realidad exterior. El resultado revela que, gracias a la manifestación de una realidad (expansión de la fuerza de la energía original en un espacio-tiempo determinado), podemos observar puntos luminosos sutiles de su esencia interior, apenas visibles, efímeros, móviles, no precisos. A veces se unen, a veces se dividen, siempre dentro un campo unido. Vemos en la imagen que la flor de la vida concentra y absorbe estos movimientos del vacío oscuro para manifestarlos por centros de forma equis o X. Se forman a través de triángulos de concentración y de expansión.
Estos triángulos oponen el encadenamiento de la concentración de puntos luminosos alineados del vacío a su expansión que por medio de triángulos que forman juntos rombos. En realidad no se trata de estructuras 2D pero de 3D o tetraedros. El conjunto forma 7 esferas (círculos) unidas que se tocan y se cruzan. Forman un equilibrio cuya máxima expresión del potencial de sus fuerzas alineadas (o vectores) se presenta finalmente como un cuboctaèdre y metatrón donde todas las distancias entre cada punta y el centro de la figura (del volumen espacial) son idénticas entre sí y a las aristas. El conjunto representa de hecho el núcleo universal de la creación (trono del Apocalipso).
Esto demuestra que hay una interactividad continua de las relaciones entre la energía del caos (vacío original no manifestado) y la manifestación de su orden. La oscuridad de la energía del vacío es indisociable de la luz de su manifestación. Esto nos lleva al doble movimiento del doble toro mencionado bajo la segunda sección. Esta interacción forma una rejilla geométrica, base de cualquier manifestación a pesar de sus formas, la evolución de las condiciones, la receptividad, el reconocimiento inteligente y la conciencia de sus elementos. Debemos concluir que el mundo exterior es una expresión o experiencia de la Inteligencia del potencial del mundo interior y que ambos son permanentemente interactivos e indisociables. Desarrollemos más.
Toda manifestación es una creación de cadenas sostenidas de cruces (formas X) o encuentros de luz virtual de la energía libre de la unión original (la nada o vacío). Son puntos ceros, hologramas fractales del potencial puro (masa cero) de la unión original. Pues, la energía original se fractaliza a través de estos puntos de concentración. Juntos forman líneas, cuerdas o canalizaciones de concentración. Juntos que se curvan y se tornan en un embudo o vórtice universal central de luz virtual (como un big crunch). El agujero negro inicial se convierte finalmente en un agujero de luz virtual (agujero de gusano) de expansión. Al máximo de la concentración de su potencial, la luz virtual se transforma en luz de manifestación concreta. Se expande, formando un vórtice de expansión y de diferenciación del potencial original con nuevas rejillas de concentración y expansión en diferentes niveles de espacios-tiempo específicos. Este proceso de concentración, transformación y expansión se encadena en todos los niveles de la evolución del potencial de la energía universal. Toda manifestación está siempre conectada al potencial de la energía pura del vacío original por un eterno intercambio entre entrada, salida y vuelta por agujeros negros y agujeros de gusano u oscuridad y luz que están presentes en todas partes. En todos los niveles de la creación este proceso si repite al infinito.
Encontramos en estos dos vórtices el principio de la
unión de toda diferenciación (concentración) y la diferenciación (expansión) de
la unión del Todo. Es la visión de
síntesis de la conciencia de unión de la creación. Sin embargo, estos dos
vórtices son a la base de bucles (en forma de espirales) de movimientos eternos
entre la fuente del mundo virtual del potencial infinito y el regreso del mundo
de manifestación a sus fuentes de origen. Los dos mundos están entrelazados
como muestra el símbolo del 8 y su forma acostado.
La unión se encuentra siempre gracias a un punto central, la referencia absoluta, la síntesis inteligente de todas las diferenciaciones. Todos los puntos de la energía universal, todas las formas y niveles de su manifestación se encuentran unidos gracias a un punto central o cero absoluto de la creación (el centro de la flor de la vida). Es el punto holográfico universal de la transmisión inteligente de la unión absoluta entre el espacio-tiempo indefinido y sus diferenciaciones. Este punto cero se repita en cualquier punto virtual de concentración y en cualquier manifestación de expansión como variaciones de estados holográficos únicos. Este estado binario de la creación de unión entre cero y uno (0-1) se refleja aparentemente en la codificación informática con sus variaciones de los números cero y uno.
El núcleo del cero absoluto de todos los niveles o esferas de la manifestación es entonces la luz pura de unión absoluta e inteligente de las fuentes de vida. Corresponde al Principio Inteligente Universal que contiene el reconocimiento del potencial del uno mismo Consciente de toda Inteligencia y Conciencia de la Energía Universal. Lo llamamos EL ESPÍRITU UNIFICADOR o Dios, Alá, Brahma... Este Espíritu Omnipresente, Omnipresente y Omniconsciente del todo saber (providencia/ conocimiento/ memoria) y de todo poder concentra todo el potencial de la energía universal como Espíritu Uno, Único y Universal. Este Espíritu es transpersonal (sobrepasa los límites y condiciones de individualización de la personalidad humana) ya que trasciende las individualizaciones y las diversidades a través de la evolución de las manifestaciones. Todo emana de este Principio Indescriptible (matemático PI) o innombrable. Todo viene de Él y vuelve a Él (Apocalipsis capítulo 4, la descripción del trono). Solo es visible, según nuestra experiencia, por la unión mística que permite unir la experiencia de la conciencia humana con el potencial integral de su verdadera esencia crística, divina.
Esto Espíritu Unificador del mundo manifestado con el mundo no manifestado, o del campo unido de la creación, se diversifica por medio de los principios dinámicos con dimensión espiritual, llamados almas. Transmiten los principios del dinamismo del alma única del Espíritu Universal que conocemos como valores universales (bondad, suavidad, paz, harmonía, verdad, amor y sabiduría).
Estos principios se concretan por espíritus de seres de luz o ángeles (ignis = fuego, luz de la energía universal) que son realidades con dinamismos superiores (superalmas o supermónadas) del alma del ser humano.
A medida que estos espíritus superiores pueden transmitir el potencial original a los espíritus que llevan las almas humanas, gracias a su reconocimiento y practica en experiencias (parábola de los talentos de Jesús), hacen crecer la luz de su conciencia. Cuanto más se abre esta conciencia a la unión original, más pueden estos espíritus integrar sus realidades angélicas. Corresponden a los diferentes escalones de la jerarquía espiritual de reconocimiento de la gran realidad creativa y holográfica y sus diferenciaciones. Esta ascensión está representada por la escalera de Jacob, Se trata efectivamente de movimientos ascendentes (concentración) y descendentes (expansión) en forma de espirales de transformación, como evoca la imagen del sueño de Jacob (acuarela de William Blake, Museo Británico de Londres).
Se representa entonces a Dios tradicionalmente como el ojo que ve todo desde el centro de un triángulo de expansión. La punta ascendente del triángulo indica tanto la fuente como el retorno a la fuente de toda la creación manifestada en la luz del Espíritu Único. La posición del ojo en el centro del triángulo expresa la presencia, la actividad y el reconocimiento del principio de unión en toda manifestación. Es el principio trinitario o triangular de la creación.
La imagen que se muestra aquí está en la parte superior del altar mayor de la iglesia de San Pedro en Turnhout, Bélgica. Siempre me causó una fuerte impresión cuando era niño. El hinduismo también lo representa en un triángulo rodeado de rayos. Es también llamado el ojo dorado de Brahma, que protege y sale de la oscuridad al comienzo de cada nuevo ciclo. Este es el caso actualmente en la bajada de la luz del Espíritu de Verdad. Este símbolo ha sido retomado en la masonería, donde el triángulo es un compás (la sabiduría de la mente) que atraviesa una escuadra (la perfección de la acción).
Nota: Hay una diferencia entre expresar la perfección de la acción creadora de la energía universal y la proyección de la perfección teórica de la mente humana, que se fija en figuras geométricas. En realidad, la perfección de la creación evoluciona permanentemente. Nunca es totalmente exacta al punto de vista matemática-geométrica de la mente humana. Siempre hay desviaciones, de lo contrario la energía se vería privada de su dinamismo y no habría evolución posible. Por eso hay ligeras desviaciones en las medidas de las pirámides de Giza.
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