2. la Transcondicionalización: (2012-2014) cuenta 3 años,
símbolo de la indicación de las condiciones del nuevo camino a crear y de la
nueva dirección a tomar hacia el nuevo orden de unión. Es el paso que sigue a
la indignación. Podemos decir que es sobre todo un proceso que expresa la interiorización del periodo precedente,
a pesar de que revueltas radicales políticas indican ya el inicio de nuevas
orientaciones (p.e.Grecia) mientras que el comportamiento del sol se vuelve
extraordinario, que la concentración de terremotos y la actividad volcánica con
las condiciones climáticas del planeta alcanzan records que dejan prever en el
futuro (conferencias Ginebra) el desplazamiento de poblaciones enteras con
consecuencias que tocaran a todas las condiciones de vida de la humanidad.
Es un salto cuántico en la información de la mente humana. Se vuelve
más sensible para las informaciones supramentales provenientes del alma. El
alma es más receptiva que la mente para los acuerdos de las nuevas condiciones
cósmicas y las consecuencias de desarmonía de las condiciones elegidas por el
ser humano en el pasado (en 2014, solo por la polución del aire murieron más de
7 millones de humanos según OMS).
Efectivamente, la bajada del
Espíritu de Verdad despierta nuestra sensibilidad para las condiciones de
vida en todo el planeta. Abre nuestros intereses por encima de nuestras ideas
concretas para la vida local orientándonos hacia la humanización
del proceso de la mundialización de la humanidad entera.
Las crisis actuales empiezan
a poner en duda la obsesión materialista de las condiciones creadas por un
orden político, social, económico y filosófico, dominado por la ley neoliberal
y artificial de un crecimiento económico
a todo precio. Está basada en la manipulación de una masa ciega. Esconde en
realidad una guerra mundial de lucha económica “anti social y anti solidaria”. Empuja a trabajar siempre más en la
perspectiva de ganancias financieras para el beneficio de una minoría, de crear
dependencias en la masa de la gente ocupándola todo el tiempo en producir y
consumir sin retención manteniendo así el sistema. Crea así persistentemente una mayor desigualdad entre ricos y
pobres. Margina siempre cada vez a más personas. Destruye incluso los recursos
(sobre todo el agua, el aire y la arena). La amenaza del agotamiento de los
recursos está más cerca de lo que queremos aceptar (ver ConsoGlobe: “El planeta no puede simplemente más seguir...
y satisfacer el crecimiento de nuestras necesidades materiales). Además amenaza la paz
alimentando el extremismo en el mundo debido al crecimiento de la incoherencia
e inestabilidad social. Conduce a una gran parte de la masa de la gente a un
comportamiento menos responsable, violento, incontrolable y asocial que ya
tiene sus efectos nefastos sobre el comportamiento de muchos jóvenes.
El peso ciego de la mayor parte de la masa
inconsciente representa una fuerza peligrosa. Cuando no está instruida
correctamente en el sentido del respeto y del servicio al otro, sino en el
dominio del beneficio personal, cuando no está orientada en una dirección
positiva y solidaria, se puede volver incontrolable. Esas carencias vitales relacionadas
con el orden aumentan la inseguridad y provocan un clima de descontento y de
desconfianza frente a los responsables y las medidas que toman, incitando a
contestaciones y violencia que a su vez evocan más represión. Si se refuerza,
volverá hasta destruir las condiciones de mejora de la vida del conjunto.
Por suerte, las carencias de
un orden que somete cada día más la vida planetaria a los riesgos y peligros de
un proceso de sobrevivirse a sí mismo, es el inicio de un proceso de
concienciación ambiental. Va tocando
a todos los niveles de la vida en la marca del proceso de la conciencia de la
mundialización de la vida. Afecta a todos sin excepción para penetrar en
todas las formas de la vida. Toma progresivamente una amplitud que libera la
indignación e inquietud de descontento colectivo. Nuestra supervivencia parece depender
cada vez más claramente de un cambio total de nuestros conceptos sobre las
condiciones de vida que el orden establecido provoca.
A parte de ser forzada por
los cambios, solo la transformación de
las condiciones de vida desde la base parece una solución realista ya que siempre
les falta a los responsables la claridad de proponer una visión holística y
realista sobre el desarrollo armonioso de la vida planetaria. Las creencias de
una mayoría de entre ellos no van lo suficientemente lejos del peso ciego del
materialismo interesado de la masa inconsciente. Además les falta el coraje para
pasar su visión por encima de sus propios intereses, éxito e influencia de
poder personal.
La indignación, que esconde
muchas veces miedo, no es una solución si no se transforma en una alerta constante hacia unas mejores
condiciones de supervivencia del ser humano. Debe ser seguido por un compromiso activo por parte de cada uno para
buscar y aplicar nuevas soluciones alternativas, concretas y eficaces, en
el interés de todos, para superar los estados de su razón. Nuevas formas más
interactivas y participativas y solidarias deben ver la luz, muchas veces fuera
del orden existente. Así se crean cada día más peticiones que muestran la
aparición de nuevas condiciones de vida, despertando una nueva conciencia
colectiva.
Se crea un ambiente para intervenir directamente con el fin
de que se tomen sin tardar decisiones para crear relaciones más justas y
solidarias entre los seres humanos y su entorno, garantizando condiciones más
respetuosas. Es la expresión concreta de la interiorización que sigue a la
indignación.
Todavía nos hace falta a casi
todos la profundidad y amplitud de visión para poder romper con el peso ciego
del dinamismo de los conceptos de la vida establecida ¿No será por eso que en
silencio cada uno está esperando la
señal cósmica que anunciaría la liberación de este sistema que nos cautiva
muchas veces sin darnos cuenta?
A pesar de esta situación
alarmante, es justamente en este periodo en el que el nuevo acuerdo cósmico se vuelve
más activo y se ancla en el ser humano por medio de la bajada de la luz cristal o transparente del Espíritu
de Verdad del que es un reflejo la intensificación de la luz del sol.
Va reforzando la actitud de la voluntad en cada uno de elegir
coincidencias cada vez más benéficas para todos. En principio toca solo a los
más sensibles espiritualmente, es decir a un porcentaje de los seres humanos.
Pero su cambio de estilo de vida es suficiente para indicar la dirección del camino hacia el nuevo orden. Además,
vemos como las redes sociales, por la cantidad de sus datos de información,
contribuyen a estimular una visión más abierta y social en la masa de la gente.
Se crea así una nueva conciencia colectiva que les acerca a las decisiones
concretas a tomar sobre la vida. Es la nueva condición en la cual está entrando
la humanidad. Prepara una revolución total de nuestra manera de vivir. Es como un
periodo en el que el mundo agotado necesita solamente la señal para que el orden establecido reciba el golpe de gracia
decisivo para este cambio.
La expresión autentica de la
voluntad de cambiar las condiciones de la vida significa la verdadera liberación del ser espiritual
en el ser humano. Es su espíritu quien se realiza como verdad concreta y crea
las condiciones de la vida. No es solo un evento individual si no al mismo
tiempo un proceso interactivo y
colectivo en, por y con todos. Supone una armonización mutua con el fin de
poder expresar la verdad de la luz
interior para liberar las fuentes de vida:
“Aquí el ser humano debe romper con la repetición
automática de sus actitudes, costumbres y ritos conocidos. Debe reinventar con
su intuición y con la fuerza del amor incondicionado –por encima de sus propios
deseos y convicciones - de su corazón,
una nueva magia. Debe unirle, tanto como sea posible, de manera más armoniosa
con el entorno y la conciencia de los demás. Lo hará con y según el propio
potencial de su alma con respecto del potencial y el nivel de conciencia del
otro y con su libre aportación.
Las viejas formas y ritos
exteriores no tendrán importancia, sino, sobre todo la buena voluntad, la expresión transparente y autentica de
actitudes internas de buena intención (apertura del horizonte de
nuestros objetivos), buena intensidad (flexibilidad para poder unir y valorar las fuerzas
del potencial de cada uno) y el estado de alerta
permanente hacia
la perfección de la armonía solidaria en el conjunto“.
La transcondicionalización
es un paso crucial en la vida hacia
el nivel espiritual. Se trata de un cambio de la experiencia de la vida hacia
una experiencia transpersonal del yo.
La transcondicionalización
implica la creación de un ambiente que va por encima de los límites de la vida
manifestada del entorno personal para poder comprender el desarrollo del plan
divino y poder transcender los límites de los conceptos establecidos. Implica
integrar en la vida el principio de la
inmortalidad de nuestra vida que trataremos después. Liberando la memoria
de nuestras experiencias el potencial del plan divino recibe un sentido más
claro y concreto y permite proyectar coincidencias más propicias para alcanzar y
unirse con los diferentes estadios de la perfección de la vida por encima de
los límites de una sola vida de encarnación.
En fin, implica el
reconocimiento de que la vida planetaria forma un solo cuerpo transpersonal de
conciencia crística o de unión de amor vivo. Es al mismo tiempo referencia y reflejo
de dimensiones cósmicas paralelas. Implica el reconocimiento de
diferentes realidades de vida y de conciencia y la necesidad de su
exteriorización en la vida terrestre para que se vuelvan reales mediante
interactividad consciente. Incluye el reconocimiento de los principios: “cada uno tiene su lugar de gravedad de su
espíritu en el universo y el nivel propio de su focalización según su
encarnación en la vida de la tierra”, “cada
uno es a la vez guía o instructor y discípulo para el otro”, “cada uno tiene su papel y nivel propio en el
propósito divino, teniendo en cuenta que todos los papeles y niveles son válidos
y son complementarios” y “el
mayor será el menor, y el mayor guiará como el que sirve”
Sin la
transcondicionalización, la vida no puede ser real y elevarse por encima de sus
límites y apariencias materiales. La prueba de este proceso de verdad se da en la medida en que habrá enseñanza
“luminosa” sobre el proceso interactivo de la unión de la vida, liberando el
potencial individual y colectivo para adaptarse a los diferentes niveles de las
necesidades de la evolución de la vida universal y cósmica que es el tema del
punto siguiente.
Nos daremos cuenta que cada
una de nuestras acciones tiene efectos en el conjunto. Sentiremos cada vez más
la necesidad de armonizarnos mutuamente
para poder disfrutar de todos los recursos de la vida, indispensables para la
perfección de las mejoras coincidencias vitales comunes. En esta armonización
se revelarán los diferentes estados o niveles de conciencia complementaria. Se
reflejan de manera propia en el ser humano como superrealidades de la vida
del universo o superuniversos de los que son puertas las constelaciones del
zodiaco con sus significados específicos. Revelan el papel propio de cada uno
según su ascensión y entrada en las puertas que lo conducen por encima de las
condiciones restrictivas del planeta en el camino de perfección en la
conciencia divina universal del Principio Uno del Padre. La vida planetaria es
solo una parte de una multitud de condiciones en la ascensión de este camino.
Es un trabajo de estar alerta, de observación estelar y de
investigación cósmica a la vez individual y colectiva para reconocer
nuestros recursos divinos (talentos) respectivos y para poder expresarlos en
las condiciones planetarias de manera lo más propicia para compartirlos.
Corta la ceguera kármica de las
tradiciones que mantienen la repetición de las relaciones entre causas y
efectos sin aportar las dimensiones de una nueva interactividad más solidaria y
participativa. Llama al mismo tiempo al acercamiento de un espíritu científico
más abierto para comprender mejor los aspectos energéticos escondidos que
interactúan en los diferentes niveles de la Vida Cósmica.
3. La Transconceptualización: es la última fase de la
transición antes de pasar al nuevo ciclo. Cuenta cerca de dos años (2014-2016):
símbolo de la luz del verbo (propósito inteligente de la creación) y de la
señal de la revelación de su camino. Debería culminar en la aparición de la cruz gloriosa marial la madrugada
del 31 de julio 2016, antes de la salida del sol como ya hemos explicado en la
primera parte. Inaugurará el nuevo acuerdo de la tierra con su entorno cósmico.
Significa la disolución de las barreras del entorno planetario para una
proyección más amplia de la luz del Espíritu de Verdad sobre todo el planeta.
Significa una aceleración de los cambios planetarios con saltos en todos los
niveles de su vida, especialmente hacia una nueva orientación climática.
Este periodo conduce hacia una apertura energética en el cinturón de Van
Allen (allen= todos=una abertura en la defensa de todos los niveles de la
planeta). Debería provocar una entrada directa de las energías cósmicas formando una cruz de luz cósmica como una doble
letra M. Evoca la cruz gamada o esvástica indicando las ondas gamma. Se liberan por transición de antimateria
cósmica que estima la aniquilación de pares de electrones y positrones
iniciando el proceso de la eterización de la materia, como le paso ya a la
luna. Tendrá en el ser humano un efecto de activación cerebral por la
focalización más intensa de la luz espiritual en el centro de la cabeza
facilitando su abertura hacia una visión más abierta, completa o global desde
la luz de animación más intensa focalizado por el alma del espíritu de su Ser
Superior.
El efecto será el de
armonizar las condiciones materiales (mariales) de la vida de la tierra con el acuerdo dinámico de la evolución cósmica.
Parecerá claro que la importancia de la evolución de la tierra es relativa y
subordinada a la evolución del universo. En consecuencia relativizara la
importancia egocéntrica y antropomórfica que el ser humano se da en esta
evolución. Se dará cuenta de que las invenciones de la mente terrenal concreta son
ilusiones en relación al conjunto
cósmico y que sus informaciones vienen al fin del Principio Inteligente Único
del Universo. Este Principio Divino, llamado el Padre, no es una invención de
la mente humana, sino solo el reconocimiento de una información de este
Principio mismo transmitido desde el ser Superior del ser humano a su mente
concreta. En realidad el ser humano no inventa nada por sí mismo, solo reconoce
en la medida del progreso de los conceptos de su conciencia.
En realidad, es un salto
cualitativo de nuestro espíritu en dirección de la unión con este Principio
donde somos una individualización y personificación encarnada, condicionada por
un espacio y forma, un tiempo y la intensidad de un nivel especifico de
realidades cósmicas. Relativiza nuestro
egocentrismo e importancia en relación con nuestro Origen Único y
Universal. Permite reconectarnos con las realidades superiores de unión de
nuestro Ser.
Debería de conducir a la
decisión en el nivel de la vida humana de realizar un cambio en la focalización
de su vida terrestre a los niveles de su Ser Superior en lugar de a su
personalidad, limitada por condiciones materiales, imperfectas y transitorias.
Es una decisión de mantenerse focalizado en, el “Ser con el uno” o “ser
Cristo”, uno con el Principio
Uno de toda vida en lugar de estar solo “YO”, como centro imaginado como lo más
importante de toda vida. El aspecto abstracto de este despertar se llama “volverse
buda” o “ser despierto” en la luz del Espíritu Universal de Verdad que
une todos los niveles de conciencia.
Se dice en este sentido que Buda,(estado del ser despierto en
la luz abstracta - nirvana, la esfera de luz absoluta, llamado isla del paraíso
- de la conciencia del Principio Universal de la vida) y Cristo (estado concreto de vivir – en cualquier nivel de la vida
creada - en el amor de unión por y con
el Principio Universal de la
vida) trabajan juntos en el Ser
Superior Humano. En realidad, Cristo-Buda es un estado de Unión que expresa la
fuerza de amor incondicional de la luz del Espíritu de Verdad en cualquier
relación de la vida, revelando el potencial y la perfección de unión
interactiva en cualquiera de sus niveles de vida que puede alcanzar.
Este periodo pondrá
completamente en duda el modo de vida humana conocido hasta ahora. Deshará la
validez de todas nuestras instituciones y el valor de nuestros conceptos en
relación con nuestro propio futuro y el de la perfección de la humanidad. Es el
epílogo del ciclo pasado con sus
límites hechos incoherentes y en desuso para nuestra evolución espiritual. Las
experiencias de los periodos precedentes nos mostraran más claramente las
exageraciones de sus ilusiones y las consecuencias destructivas de sus
divisiones y contradicciones. Relativizará la importancia de la vida individual
si no está integrada de manera armoniosa en beneficio de la vida colectiva.
Este cambio de la orientación de la vida desde abajo hasta arriba, a la vida de
unión del Espíritu de Luz es nuestra entrada en el reino divino de la que hablaba
Jesús. En realidad, el propósito del plan divino es que este reino se acerque y
se concretice en la tierra.
Eso es nuevo en relación de
la “buena nueva” sobre el reino
divino revelado hace dos mil años. Jesús hizo una llamada a la fe en el corazón de cada ser humano
individual sin tener que preocuparse por los aspectos colectivos de su
vida. Efectivamente, la entrada en el mundo espiritual del reino divino empieza
a nivel personal, a pesar de que la influencia del entorno tiene mucho impacto
en esta iniciación. Para entrar en el reino solo hacía falta la fe de la buena
voluntad de aplicar la ley universal de amar a Dios sobre todo, con todo su
corazón, y todas sus fuerzas con el fin de hacer su voluntad. Este amor
paternal e incondicional se traduce en la práctica en el amor fraternal de amor
al otro como a uno mismo. Pero no había ningún objetivo político, social,
económico o religioso directo o concreto. Cuando Jesús dijo: “Yo y el Padre
somos uno” la mente de subordinación de la época no podía captar las
consecuencias del hecho que el Principio
Padre es al mismo tiempo el Principio
de igualdad de servicio en cada uno de nosotros como hermano y hermana.
La armonización con el nuevo
acuerdo cósmico pide una comprensión y un
compromiso más grande. Se refiere más
directamente al Espíritu Superior de unión del ser humano y llama a la
aplicación de la ley universal del amor como la ley de las relaciones justas. Tampoco da indicaciones directas y
precisas de naturaleza política, social, económica o religiosa. No obstante
indica una actitud más participativa, interactiva, fraternal y solidaria de
cada uno al conjunto. Pide más realismo, siendo más responsable en la
perspectiva de una mayor armonía o equilibrio con uno mismo, el entorno y los
demás con el fin de crear un ambiente de unión colectiva más respetuosa en
todos los terrenos de la vida (la responsabilidad enfrente la sobrepoblación, el
sobreconsumo, la sobreexplotación de los recursos, las sobreproducción…)
Pide dejar la imposición de
condicionamientos, deseos e intereses que están en contra de la supervivencia
de la humanidad y no tienen cuenta su servicio al mayor bien de la unión
armoniosa del conjunto, lo que evoca la creación
de un nuevo orden.
La acentuación de la
imposibilidad de resolver las crisis va incitar a los más sensibles a la Verdad
del Espíritu Uno a unir sus fuerzas. Saben interiormente que es necesario para
poder concretar un nuevo orden de vida. La acumulación de los cambios conduce
inevitablemente a la constatación de la equivocación en las relaciones entre la
gente por falta de visión global, holística
y dinámica. Permite comprender que la vida de ascensión hacia su
perfección se construye en la perspectiva de un acuerdo de relaciones cada vez más
directas o participativas, interactivas, valorizándose mutuamente como
fraternales y solidarias entre los seres humanos. Se descubre que el
propósito divino del Espíritu Uno es el despertar de una nueva conciencia
colectiva que tendrá inevitablemente su efecto sobre la organización de la vida
en la tierra. Es decir el orden humano y la mente humana deberían acercarse de
la mente divina y el orden espiritual quien dirige.
Los esfuerzos de unirse para
relacionarse de manera justa no tendrán realmente éxito antes de que la mente
humana rompa con los viejos conceptos que sacan solo su fuerza desde
referencias establecidas desde el exterior como fama, diplomas, maestría,
ritos, teorías, técnicas o poderes. El éxito necesita el vivir experiencias
auténticas por dentro, proyectándolas en el dinamismo constructivo de
interactividad entre las experiencias auténticas del otro. Supone “juntar
sus experiencias e ideas originales” dejando todas las formas que
suponen condiciones de iniciación previa para la libre participación de cada
uno. Aprender a proyectar, de manera directa y auténtica, nuestro
potencial en la armonía del conjunto como servicio al mayor bien de todos
es el aspecto totalmente nuevo del tiempo. Situar la vida y sus expresiones en
el Espíritu de Unión con todos es la actitud
de solidaridad. Es la práctica del amor fraternal que acerca el Espíritu
Uno al espíritu humano. Acerca así el hombre al aspecto paternal o creativo de
su naturaleza divina. Es actualmente un tema de mucha confusión espiritual por
falta de referencias.
Las nuevas condiciones de
vida piden efectivamente referencias. Necesitan la exteriorización de una jerarquía espiritual natural, universal (o
neutra) y orgánica entre los participantes.
La espiritualidad de esta jerarquía no se fijara en reglas concretas
y dogmas como las religiones tradicionales. Expresará el principio de una espiritualidad de religación o de unión
religiosa universal respetando el nivel religioso específico o de
conciencia de reunión de cada uno. Será como el reflejo vivo del progreso de la
humanidad sobre el camino hacia su unión con el Principio Único de la vida.
Unirá las enseñanzas de sus búsquedas, de sus experiencias y de su progresión
de comprensión de toda clase en una
visión global y dinámica. Formará como paneles evolutivos que indican el
camino hacia la unión fraternal de la humanidad en el mismo Principio
Inteligente Universal. La unión espiritual forma parte del camino hacia el
Padre.
Llamará al reconocimiento de
que cada uno es un guía o instructor espiritual “específico” para el otro. Cada
uno puede ayudar a su manera, a su tiempo y con su fuerza de valorización a
conectarnos con las diferentes realidades y niveles superiores de nuestra vida
de unión con el Gran Instructor Único Universal, que llamamos para la tierra el
Instructor del Mundo.
Efectivamente, cada uno de
nosotros focaliza a su propia manera el Espíritu del Instructor del Mundo. El
conjunto de estas focalizaciones forma una jerarquía de solidaridad fraternal. Se basa en las experiencias espirituales creativas, concretas y directas, el amor incondicional y la sabiduría viva
de cada uno. Testimonia, enseña y promueve la armonización mutua directamente en la práctica de la vida
concreta mediante el crecimiento de la interactividad participativa de cada
uno, sea cual sea el terreno de la actividad: política, social, económica, profesional,
científica, saludable o religiosa. Esa es la base del concepto del nuevo orden.
El nuevo orden se instalará
quitando progresivamente la justificación de su autoridad por fuerzas de
mayoría o partidos de mayor influencia. (La realidad muestra que en las elecciones
actuales, los elegidos muchas veces no pueden contar sobre una mayoría de los
votos de su propio campo, contando las abstenciones, los votos blancos y los
votos de bloqueo). Dejaran lugar a la interactividad participativa más
directa (como por ejemplo fórums públicos). En lugar de que la masa se quede esperando
soluciones de fuera y de arriba, se pondrá más y más en movimiento por el
despertar del principio que servir el mayor bien del conjunto es servir al
mayor bien de uno mismo. Significa una revolución total en nuestro concepto
sobre nuestras relaciones humanas.
Esta jerarquía se volverá
como una referencia luminosa y orgánica de la unión entre
los diferentes grupos humanos. Cada uno se sentirá integrado en ella como un
trocito de servicio útil, necesario y complementario para facilitar las
relaciones entre la vida individual y colectiva y la participación de cada uno.
Cada uno contribuirá al compartir de la proyección de su potencial en el
conjunto, al convivir la interactividad en el espacio y las formas, en el momento
y con la intensidad apropiadas y al colaborar en la participación fraternal
mutual con el fin de reforzar el acuerdo
de solidaridad entre todos sin deber recurrir a divisiones o exclusiones.
Esta jerarquía no formara una
escala de importancia de poder sino de amplitud
de dirección de visión, de disponibilidad de servicio y de universalidad de
compromiso fraternal al mayor bien de la unión del conjunto humano.
Será como una estructura cristalina de luz solidaria de unión fraternal entre los seres humanos. Es decir que su luz transciende
por su transparencia todas las especificidades de los colores divididos pasando
por la forma piramidal de un prisma. Como instrumento universal de relaciones
justas, refleja una visión espiritual de religación
universal o neutra de esta unión fraternal (//laico o láctea). Será la
concreción más visible y luminosa de la
comprensión del Espíritu de Verdad en el nuevo ciclo planetario.
Esta concreción jerárquica
de la ley de relaciones justas
necesita referencias como centros libros
de información, de enseñanza, de investigación, de interactividad y de
experiencia viva, o todavía redes abiertas y estructuras cooperativas. Es
una aplicación más concreta de la ley de amor incondicional para los nuevos tiempos.
Serán bibliotecas vivas de
experiencias, de búsqueda y de enseñanza de solidaridad para iniciarse en el
servicio de la armonización solidaria de la vida. Su misión es ofrecer referencias de
expresión de la vida como una
celebración de participación a una armonización colectiva por medio de
comunicación solidaria a través de
la convivencia, el compartir y el
colaborar en un espíritu de respeto, de perdón y de compasión con todos. Son las técnicas del trabajo de síntesis. Estas nuevas formas de comunión de compromiso interactivo y
participativo serán las herramientas de la creación del nuevo orden y el éxito
de su coherencia, su belleza y su unión en una paz verdaderamente duradera.
El espíritu para llegar a
esta concreción necesita una actitud nueva de juntar en lugar de separar y
analizar mentalmente. Las nuevas condiciones incitarán al desarrollo de la
interactividad entre todas las partes del cerebro. Se calificará como la comprensión y la conciencia de síntesis
que conformarán mentalmente la base de la creación de la solidaridad humana y
sus acuerdos que pertenecen a la cuarta dimensión.
Los valores de la revolución
francesa – igualdad, libertad y
fraternidad, los principios iniciadores de la gran transición de la humanidad –
quedaban en gran parte como letra muerta por la falta del dinamismo de solidaridad. La solidaridad dinamiza, concretiza y une
los valores fundamentales de los acuerdos de unión del ser espiritual y divino.
Es decir que no habrá solución y perspectiva de una vida mejor o más perfecta
en ausencia de una visión solidaria que respete la escala o jerarquía de sus relaciones de amor,
sabiduría y conciencia realizada en la marca de la unión de la Gran Vida
Única Cósmica.
Tampoco es realista pensar el
poder pasar de repente de la imperfección humana a un mundo divino sin pasar
por los peldaños de la ascensión progresiva en solidaridad.
Esta ascensión pasa por ajustar nuestras relaciones proyectando los efectos posibles de
nuestras expresiones (voluntad, palabras, actos, pensamientos) en la vida colectiva en el marco de nuestro servicio óptimo para
su mayor bien. Pide un concepto de vida que valora, en la perspectiva de la
mejor armonía, las diferentes maneras, condiciones, potenciales y niveles de
consciencia del ser humano en la perspectiva de su perfección como cuerpo uno.
La interactividad participativa y su
expresión con respeto a la unión solidaria entre las diferencias en la
perspectiva de la unión es el desafío del nuevo orden.
El concepto del nuevo orden de la vida pide la
aceptación permanente de la presencia paternal del único Espíritu de Verdad de
la vida como hermano y hermana en todos. En este contexto no habrá ninguna
exclusión de nivel de individualización, de realización, de conciencia o de
unión. No habrá ninguna dominación de uno sobre el otro. No forzará a ninguna
persona a cambiar en contra de su propia autenticidad, convicciones o
potencial. Desde el espíritu de unión únicamente habrá que mantener el rechazo para
actuar en contra de la armonía solidaria. La exclusión no podrá venir más que
desde el individuo mismo que no pueda aceptar el actuar en el espíritu
solidario de servicio para el mayor bien del conjunto. Es la libertad de cada
uno excluirse a si mismo y juzgarse a si mismo por ello.
La unión de las fuerzas de
los grupos que se forman ya en este nuevo espíritu solidario constituye el fermento innovador de la gran transición de la sociedad humana. Con sus
nuevas formas constructivas abren la puerta a la humanidad para su integración en la Gran Fraternidad
Universal Cósmica.
Estas fuerzas, creando en
concreto relaciones más respetuosas por su servicio al mayor bien de uno mismo,
el entorno y los demás, revelarán concretamente el camino a elegir para
alcanzar las mejores condiciones de vida y la ascensión de la humanidad en el
camino al Principio del Espíritu Uno, llamado el Padre.
La verdad espiritual se
muestra a través de la verdad solidaria de nuestras expresiones de vida. Pide
una regla fundamental y muy realista: “permitir
que las cosas estén a todos los
niveles como lo que son y no otra cosa”. Para eso, hace falta que aprendamos
a visualizar el libre acercamiento y participación propia y activa de cada uno
y que las formas en la materia expresen
y coincidan con la realidad del espíritu. Es decir que aprendamos a ser
conscientes de que expresamos, tanto como sea posible, realidades auténticas
internas, adaptadas al potencial de la comprensión y de la participación activa
de cada uno en lugar de fijarnos en ritos simbólicos externos.
El interés es que la
verdadera espiritualidad no sea solamente reservada a iniciados, o a un grupo
restrictivo como en el pasado. Las iniciaciones se harán a través de las
interacciones colectivas, liberando a través de la creación del equilibrio
concreto y transpersonal las informaciones de las dimensiones superiores de la
vida y la manera propia para cada uno de religarse con ellas. Aunque a veces
puede ayudar, la uniformidad (de espacio, condiciones e intensidad) no es
condición, ni garantía para la unión. Por la diferencia de nivel de conciencia
y del acercamiento de cada uno es a menudo lo más importante el espíritu de
solidaridad.
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