La crisis actual es una crisis de oposición y de separación entre espirito y materia. Es una consecuencia de nuestra evolución dualista de ver y comprender la vida. Nuestras enfermedades son su reflejo. En realidad, una enfermedad es un conflicto energético entre el ideal de la salud que proyectamos con nuestra mente y el sistema energético en el nivel físico que está programado inconscientemente por el impacto de nuestros condicionamientos emocionales, mentales y espirituales.
Esta actitud de división mantiene la inconsciencia del conjunto, alimenta el funcionamiento dualista y analítico (divide et impera) de nuestro cerebro y nos empuja a ignorar nuestro potencial intuitivo e holístico de síntesis y de armonización.
Generalmente aplicamos esta dualidad en todos los planos de la vida (política, social, económica, profesional, científica, espiritual y religiosa).
La confusión de la nueva espiritualidad dentro la crisis
Finalmente tenemos un problema de confrontarnos con la realidad integral porque nos hemos focalizado en la materia y su evolución dentro las formas físicas olvidando nuestro sentido de inter-actividad creativo. Nuestro perdición en la importancia de la materia nos ha llevado debido por las exigencias del consumismo a un espirito pasivo y impotente, prolongación de nuestra antiguo fatalismo por inconsciencia. De esta manera la vida se divide más y más en poderes, sectores e intereses separados con un hambre y sed espirituales insaciables. Es más fácil juntar las manos y decir shanti, repetir mantras y abrazarnos, que expresar la nueva energía espiritual en hechos más directos que tocan nuestra vida diaria llena de conflictos para resolverlos.
Casi todos estamos infectados por la misma visión dualista. Además nuestro comportamiento expresa una falta de ética y de un sistema educativo de valores humanos. Tenemos ideales en el aire pero actuamos en realidad en favor de resultados materiales y productivos. A cada momento crece la crisis de la confusión y de las ilusiones, se pierde la coherencia social y todas ellas penetran e infectan también las nuevas expresiones espirituales.
Al mismo tiempo hay un movimiento de liberación que ve el conjunto demasiado desde su propio punto de visto y que por su auto-sobre-valorización refuerza el sectarismo y la incoherencia entre la vida individual y colectiva. Este movimiento hacia la libertad ha abierto la puerta a cualquier expresión y manipulaciones sutiles para aumentar su propia influencia y poder en contra de relaciones justas en el conjunto.
¿Acaso pueden venir las soluciones de las autoridades que tienen el poder¿
El trabajo celular como centros de transformación positivo
¿Como solucionar los conflictos de los polos opuestos en lugar de reforzarlos ¿.
Según la ley de la manifestación de las energías y su evolución, los polos opuestos, si no se transforman por la fusión con el centro común entre ellos, se transforman mediante una lucha selectiva que puede conducir hacia la autodestrucción. El punto (o zona) común es menos condicionado.Está como un vacio (o vaso) entre los polos opuestos. Luego está más directamente conectado y alimentado con todas las energías y expresiones en otras dimensiones. Es como el corazón, el único centro en nuestro cuerpo que no está polarizado. Su polarización provoca al infarto o la parada de su funcionamiento. Sin la conexión justa entre las otras partes de nuestro cuerpo entramos en crisis. Para superarla nos hace falta reconectar las células desequilibradas con el conjunto, liberándolas de sus bloqueos, o polarizaciones exageradas energéticos en relación con el conjunto. El corazón funciona en este contexto como fuente y potencial infinita de energía de armonización.
Es la única manera para llegar al cambio y al superar la dualidad. Es un proceso de bajar conscientemente hasta la aceptación y la transformación al nivel celular, eventualmente apoyado por técnicas y medicamentos adaptados. Esta confrontación hasta el fondo es la llave indispensable para llegar a un resultado positivo. Es la única manera para romper el automatismo inteligente que hemos programado inconscientemente a nivel físico. La confrontación mediante la conexión con el conjunto mediante un acto (técnica o medicamento) con la energía armonizante del corazón libera las tensiones del desequilibrio celular acumulada y la célula se convierte en el justo mediador por todo el cuerpo jugando su papel especifico. Es la razón porque los medicamentos, sin esto actitud creativo (que se traduce por fe, confianza…) tienen menos o ningún efecto tangible.
Podemos llegar a resultados positivos por la fuerza de la lucha pero generalmente desplazamos los problemas preparando conflictos más profundos. En realidad estamos engrandeciendo la distancia entre nuestro ideal espiritual no realizado y su aplicación directa en la materia. De la misma manera creemos frente a la crisis actual mundial una espiritualidad en el aire que no da soluciones realistas a las necesidades del presente. Luego alimentan las oposiciones hasta que provocan más rupturas profundas y catastróficas.
Células y centros de luz de transformación
La crisis actual va tocando hasta los fundamentos de “todas la expresiones” de nuestra vida y sobre “todos los niveles”. Estamos entrando en una crisis de confusión hasta al nivel del conjunto. ¿Como no perdernos en pánico y superarla cuando toque a la masa ¿
El principio de base de la solución es al modelo de la cooperación al nivel celular en nuestro cuerpo. Es la cooperación directa entre los individuos a diferentes niveles. Su objetivo es la armonización del conjunto. Es un trabajo de despertar a las relaciones más justas entre los individuos y el colectivo. Es una investigación hacia soluciones sin luchar “contra”, abriendo de manera más fluyente al camino pacífica de alternativas más respetuosas, sobre de los conflictos, rechazando todo que va al encuentra del progreso del plan de armonía del conjunto. Frente las proporciones de la crisis como crisis de la masa inconsciente de los seres humanos, la humanidad no tendrá otra solución para evitar destrucción de masas y sobrevivir.
Esto implica que cada uno a su nivel y según sus posibilidades empieza en su entorno funcionar como célula consciente e interactiva de transformación en el conjunto. Si no ya podemos trabajar al nivel de nuestra familia desorganizada, podemos trabajar con amigos o vecinos al nivel de nuestro barrio, de nuestro trabajo, de nuestro pueblo. Hay que las asociaciones, movimientos y estructuras que existen y existirán completarán este trabajo, alineándose de manera interactiva a este consciencia de transformación pacifica del conjunto.
Es un trabajo de autoeducación, de aprender situarnos de manera más correcto en el conjunto y dar a nuestras expresiones más valor universal. Ya se disminuía el actuar por la fuerza del dominio y de la exclusión por la mayoria pero se mantiene la dualidad por falta de una fuerza pacifica de acuerdos globales de armonización concreta. Esto significa el cambio necesario de nuestra manera de pensar analítico a la manera creativa e intuitiva, pensando directamente en la perspectiva de síntesis.
La práctica de las reglas de armonía
sobre de los conflictos
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