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La puerta de Shamballah (el corazón: la habitación de Dios)


Blog para promover un movimiento interactivo en el marco del trabajo de síntesis, presentado como Pangeosis.
El trabajo de síntesis se concibe para liberar la conciencia
colectiva. Se basa en el conocimiento y el control de la energía universal.
Se refiere a cada ser humano y a su responsabilidad.
Recurre especialmente a los líderes: políticas, sociales, económicos, profesionales, científicos, educativos y sanitarios y espirituales y religiosos.

jueves, 5 de septiembre de 2013

Complemento de reflexiones sobre el 15 de agosto de 2013. parte 2.3


Nuestro viaje en París nos apuntó la cuestión: ¿en qué mundo vivimos? 


Constatamos que la situación mundial y la supervivencia del ser humano pasan a ser cada día más críticas puesto que parece que no podemos poder prever claramente las consecuencias de nuestros actos ni sobre la armonía del conjunto de nuestro medio ambiente, ni a largo plazo. La seriedad de la situación apenas parece preocupar en concreto y por lo menos está subestimada.  Eso nos da la impresión de vivir en un mundo irreal, que no corresponde con nuestra verdad interior.
Estamos encuadrados por un mundo de pensamientos, impuestos por un orden mantenido por una minoría de personas. Este orden esta aceptado como legítimo y en consecuencia tiene la etiqueta “verídico” por el solo hecho de que estas personas estén consideradas como “elegidas”, de una u otra manera.
Estos elegidos llegan a mantener al parecer la masa de la gente en el orden legítimo por un comportamiento de conveniencias automáticas y evidencias “consagradas”, y que no se tiene el derecho a poner en cuestión. Por otra parte, combatir este orden establecido no tiene sentido puesto que se basa en el peso ciego de una masa relativamente inconsciente. Es precisamente este peso ciego el que empuja a escaparse y a hacer diferenciadamente puesto que es la única manera pacífica para crear las nuevas raíces de un orden nuevo más justo.
¿Por qué no lo vemos?

Pensamos y observamos el mundo como niños “divinos” que piensan que todo es posible. Nos identificamos con toda clase de modelos establecidos y sobre todo con los modelos del éxito: las “estrellas” de la jetset con su luz transitoria de “glitter” (resplandores).
Nuestra manera de ver y pensar parece poder entender el destino de la humanidad solo a través de conceptos de dependencia de niños que tienen la tendencia a ser solo sensibles para lo que pueda aprovecharles directamente a ellos mismos. Aún no desarrollamos la visión de aquello que sea bien para todo el mundo. Nuestra comprensión se limita aún por lo que se percibe del exterior y se impone por la fuerza del poder de arriba. Es una fuerza “masiva” que pretende la unión pero que, por su estructuración, se basa en la división y la selección elitista cuyas pretensiones idealistas encontramos en todos los ámbitos de la vida, incluidas en las prácticas de las religiones.
Hacia la liberación de la Luz de Verdad en el mundo
Se nos enfrenta  frecuentemente con el hecho de que sea difícil de entrar en el pensamiento del otro e imaginarnos el estar “en su lugar”. Tendemos más bien a pensar francamente “en el lugar de los otros” para imponer nuestras ideas y de rechazar aquello que no está según nuestras convicciones y creencias como si la verdad fuera nuestro privilegio exclusivo. Sabemos, a través de nuestras experiencias repetidas, que es difícil cambiar la idea de alguien cuando no podemos  compartir situaciones que son comparables. Cuando no podemos mostrar con nuestra empatía nuestra solidaridad concreta mediante el compartir
situaciones concretas comparables, es difícil afectar la sensibilidad del otro y liberarlo de su espíritu de separación. Efectivamente, vemos mal nuestras propias incoherencia
Es necesario poner de manifiesto en primer lugar que no nos separamos del otro debido nuestro poder, nuestra posición, nuestra autoridad, nuestra profesión, nuestras convicciones o creencias. Pues es necesaria la humildad para llegar al nivel del otro y poner de manifiesto que no somos ni  más,  ni menos que cualquier otro en el servicio a la Gran Vida del universo.
Además, juzgar situaciones que no hemos vivido, crea necesariamente distancias y frustraciones que corren el riesgo, según la gravedad, de transformarse en reacciones negativas, desde el orgullo hasta la violencia. Son los efectos automáticos, difícilmente controlables, del rechazo y de la agresión humanos sentidos a nivel físico, emocional, mental y/o espiritual-religioso. Se viven realmente como una limitación e incluso una negación de la energía de amor incondicional, anclada en el corazón de cada uno. Causan distorsiones a las razones que esta energía de amor da a nuestro corazón para vivir y pone en cortocircuito así su conexión con el potencial vital (talentos) de nuestra alma.
Esta conexión energética, con su luz de información espiritual, está fijada en el corazón de cada uno para toda la duración de nuestra encarnación. Transmite la Luz de la Verdad de nuestro espíritu, no solamente en relación con nuestra vida terrestre actual, sino en todos los niveles de la Creación. En efecto, nuestro espíritu es UNO con el Gran Espíritu de Verdad, más allá de sus manifestaciones en formas diversificadas. Es un punto de luz en nuestro corazón como una puerta hacia el reino superluminoso del Espíritu Santo o Universal. Es como el reflejo de una estrella (star) en el cielo que nos ilumina. Su Luz de Verdad es pues lo  más precioso en nosotros, independientemente de nuestra situación y personalidad como efectos de nuestros condicionamientos y experiencias de vida, elegidas consciente o inconscientemente.
El trabajo de liberación de la verdad consiste en el aprendizaje de cómo estar en armonía con Esta Luz, expresarla e irradiarla en nuestro ambiente “con el fin de que seamos la Luz del Espíritu de Verdad sobre tierra” como una lámpara encendida sobre el camino de la vida para guiar a nuestros semejantes. Todo eso corresponde a una realidad energética sutil que debemos desarrollar hasta en nuestro cuerpo físico. La vid no da frutos repetitivos sin raíces.
La esencia del trabajo de Verdad es transmitir Su Luz con el fin de que la respuesta en el otro sea como una realidad de solidaridad viva que crea una relación justa, basada en la autenticidad, el respeto  y la indulgencia mutuos. Trabajar la verdad es pues comunicar de tal manera que crea relaciones más justas, basadas en la solidaridad.
La comunicación solidaria. 
La comunicación solidaria es lo que es fundamental para la transmisión de la Verdad. Esta transmisión no puede hacerse realmente hasta que pronunciamos palabras sobre formas de información inteligente que facilitan el acceso a la luz de la Verdad Interior del otro. El arte de comunicar es generar vibraciones adaptadas para que causen una resonancia que afecta el corazón del otro y faciliten la conexión con su alma. La respuesta se convierte entonces en un reconocimiento supramental o de dimensión espiritual que abre los límites del mental concreto en vez de causar un rechazo o bloqueo. Es un proceso que pide mucha sensibilidad, paciencia y progreso constante, y a menudo también flexibilidad y repeticiones.
Las dificultades a nivel colectivo.
Esta comunicación es más difícil en el marco de las ideas y normas establecidas de nuestras entidades colectivas, sobre todo arraigadas desde hace tiempo. El tiempo acumula la fuerza de las tendencias, justas o injustas, para crear prácticas, convicciones y “normas” que adquieren un impacto inevitable en la vida colectiva y sus organizaciones. Tienden a superponerse a nuestra verdad interior como un peso ciego. El mantenimiento del orden establecido tiene que apoyarse al respecto. Entonces es tanto más difícil cambiarlas en cuanto que se revelan como obsoletas o injustas. ¿Por qué?
Tendemos naturalmente, como instintivamente, a ocultarnos detrás de la visión oficial y dominante del momento. No se trata solamente de costumbres, como hablar en voz alta en los lugares colectivos para ser oído (como en el restaurante), sino también comportamientos que garantizan una forma de protección y seguridad para ser reconocido y aceptado, como la manera de vestirse, de comer… Cuando no aparecemos según las normas, nos ridiculizamos y corremos el riesgo de exclusión porque eso molesta y amenaza el orden establecido. Este orden corresponde a un determinado nivel de conciencia que tiende a proteger, como lo hace nuestro mental inferior, con una clase de barrera inquisitorial las creencias institucionalizadas. Esto hace difícil, si no imposible,  plantear la cuestión de la razón o de la verdad profunda de lo que sea diferente. Miramos la película de Juan Salvador Gaviota.
Lo que desvía de las normas establecidas se siente como una amenaza que hay que negar, y si es necesario,  excluir completamente como con la guadaña con el fin de que el orden establecido no se ponga en cuestión en nombre de una verdad reducida por la conciencia colectiva necesaria de ampliar.
Pero la Luz de Verdad es siempre más fuerte. Es la razón de la vida. El rechazo y la falta de ajuste y armonía de nuestras relaciones mediante la comunicación llevan siempre a radicalizaciones y finalmente a la caída del orden establecido. Resistir a la verdad no hace más que reforzar las dudas y la incredibilidad. Los sabios elegirán la vía de la paz, de la armonía mediante la comunicación de la Luz Interactiva, la de la conciencia que todo forma parte de un conjunto. Si se respeta todo, se respeta uno mismo, así podemos ser respetados.  Los ciegos y los sordos, los temerarios y los imprudentes eligen la vía ciega e inevitable de los conflictos, la de la imposición por la fuerza, de la separación y de la exterminación. No conocen ni el perdón, ni la compasión que un día les será necesaria a ellos mismos cuando lo necesiten.
Sin comunicación, o con una comunicación sólo en sentido único, de arriba abajo, el orden establecido no puede conocer realmente las diferencias y su razón de ser. Todas sus medidas para encauzar los problemas que podrían plantearse, seguirán siendo bastante ineficaces. Su enfoque sigue siendo entonces necesariamente teórico, sin verdad vivida, o infravalorada debido a la opinión limitada o exaltada. Fijarán necesariamente ideales restrictivos y los anticipan por el hecho que sólo traducen parcialmente el sentido de las situaciones que se presentan en la evolución del conjunto.
La verdad de doble cara.
En cuanto no hay una comunicación solidaria, la verdad comienza a desviarse y la confianza mutua se pierde. Para evitarlo la diplomacia crea siempre un ambiente que acoge, lleno de atención y abundancia. En el caso contrario, la verdad corre el riesgo de mostrar una doble cara. Tendemos a hacer bonitos discursos de amor y de espiritualidad, pero si la verdad no puede traducirse en actos de solidaridad concreta, cualquiera que sea la causa, divide la vida en una cara que es falsa, aunque aparentemente bonita o incluso resplandeciente, y otra cara que es verdadera, pero más bien secreta, y en la medida de lo posible ocultada e incluso negada por miedo a la incomprensión y el rechazo.  Las dos caras se mezclan inevitablemente haciéndole perder a la vida todo su resplandor y conduciéndola a los relámpagos de los conflictos y de sus armas de guerra.
Cuando la comunicación no es solidaria, la vida se convierte en una acumulación de mentiras y el ser humano toma dos caras, lo que se refleja en sus instituciones. La opacidad y las divergencias en las comunicaciones prueban bien nuestra falta de conciencia individual y colectiva, que hacen el trabajo de la verdad sea difícil puesto que impiden reconocer los errores y las distorsiones de la verdad, sobre todo colectivas.
La verdad y el destino de la humanidad.
La verdad espiritual de una visión oficial no es la simple suma de la luz de la conciencia de los individuos que la componen. Contiene a veces más claridad, a veces también más oscuridad con todos los efectos obstructivos y destructivos que eso pueda producir. Aunque el orden establecido haga parecer a menudo lo contrario, hay muchas cosas no aún reveladas sobre el destino de la humanidad, su papel de servicio en la creación y su impacto en las otras realidades del universo. Debido a la separación entre los distintos mundos, el despertar de una verdadera conciencia colectiva viva, como existe sobre los niveles superluminosos de la creación, esta frenado. Por lo tanto, la verdad del Espíritu Santo o Universal de estos niveles superluminosos no puede ser aceptada, ni ser comprendida y en consecuencia no ser revelada más que a cuentagotas en la medida del progreso de las experiencias humanas y el despertar de su conciencia en las dimensiones colectivas de la Gran Vida del universo. Entretanto, la verdad sigue siendo pues un misterio en una realidad de doble cara.
El tiempo del cambio
El tiempo del cambio se puso en marcha, aunque la conciencia colectiva esté basada siempre en la ley de la separación por los individuos más fuertes. Esto alimenta la convicción de cada uno de saber más que los demás, creando así una situación caótica con todos sus excesos. Es precisamente esta situación la que evoca la necesidad de una visión holística, global y solidaria para unir el conjunto de las visiones en una nueva armonía. Es el sentido de la crisis de la autoridad de los poderes en el mundo.

Aunque tengan mil razones para justificarse, no justifica nada el no tener en cuenta la visión y las necesidades de los que están a su cargo. Nadie puede substituirse en la libertad de la conciencia de los demás y en consecuencia hacer lo que el otro puede hacer. Tampoco puede imponerle lo que no siente en lo más profundo de sí mismo. La verdadera autoridad es libre de todo poder que se impone de esta forma. Se basa en la verdad de una solidaridad real y se produce solamente para armonizar las relaciones. (Como el papel de la ONU). La verdad elige el bien de todos y para todos y no para o contra una parte del conjunto. No destruye, sino pone todo en marcha para transformar lo negativo en positivo, para crear aperturas allí donde hay faltas, para moderar los excesos con el fin de que haya lugar para que puedan realizarse nuevos acuerdos más justos en las relaciones.
El verdadero poder es sobre todo abrir la visión para guiar y ayudar allí donde el otro no es capaz de asumirse a sí mismo. Guías que tienen la visión abierta con la voluntad de un compartir más equitativo, con la intención de una convivencia más abierta y más acogedora y con el sentido de la cooperación más fraternal y la comunicación solidaria son aún raros. Por miedo e incomprensión, los miembros del orden establecido, tienden siempre a criticarlos para recordarles el orden con el fin de recuperarlos. El camino de la liberación tiene poco margen de maniobra en el orden establecido.
Se va pues a buscar fuera, sobre todo en las redes sociales, como facebook, controlado y manipulado para ser cada vez más inevitable para viajar en Internet y… para hacer compras. ¡No es una ilusión que corre el riesgo de convertirse en una de las marcas del animal, mencionado en el libro del Apocalipsis ¡ (Apo. : 13,16) (http://www.wat.tv/video/verite-sur-facebook-marque-bete-5hulr_309yl_.html)
El Instructor de la humanidad y los maestros del Mundo (los falsos Cristos)
Como necesitamos luz, buscamos personas, o maestros, que parecen más “iluminados puesto que pretenden poseer la verdad para la solución “ideal” para todos nuestros problemas. Están los que trabajan de manera “oculta”. Se llaman “illuminati” o maestros del mundo. Otros hacen mucho ruido y ganan la autoridad, basada en bonitas palabras y promesas que ocultan a menudo intimidaciones. Saben crear tal impacto que muchos los siguen ciegos de miedo a perder las garantías para salvarse. ¡Lo que sirve preferentemente para mantener los viejos paradigmas de incoherencia, división, dualidad y desigualdad entre maestro y discípulos! 
Por todas partes en el Mundo se espera a un Maestro, un Instructor que lleva varios nombres según el punto de vista. Nos volvemos a lo que se ha expuesto a este respecto en el mensaje que precedía acerca del niño masculino bajo el complemento 1 (1.2). Resumamos que su misión es clara y simple: dar prueba del Espíritu de Verdad mostrando el camino de la solidaridad mediante la creación de relaciones más justas gracias al despertar de la conciencia colectiva. Ser Instructor o Guía va mucho más allá de todo lo espectacular.

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El camino al Padre-Madre de la Gran Vida

El hombre, al pensar en cosas mundanas, toma afición en ellas

El ser espiritual, al pensar en cosas celestes, supera a los límites de sus sentidos humanos para entrar en su naturaleza divina

De la afición del hombre nace el apego

De la liberación del ser humano divino nace el desapego frente las pasiones de las relaciones humanas

Del apego nace la codicia

De las justas relaciones con uno mismo, los demás y el entorno nace la gracia

De codicia nace la ira

De la gracia nace la paz interna y externa

De la ira, productora de decepción, nace la angustia

De la paz, productora de satisfacción, nace la alegría y de esta su madre: nuestra asunción espiritual

La depresión confunde la memoria, destruyendo la razón

La asunción espiritual aclara nuestra memoria por encima de la muerte, instruyéndonos en la síntesis de todos los talentos en el Principio de unión de nuestro Padre Divino: la extra-lucidez del oír, del sentir, del ver, del elegir y del discernir. Son las bases de la creación y de nuestra creatividad.

Unen nuestras pequeñas mentes con el entendimiento del amor inmenso que anima nuestro corazón con la luz del Espíritu-Madre de toda la sabiduría del Padre. Manteniendo está luz focalizada, nuestra alma se eleva hacia el Principio Padre-Madre Creador para despertarnos en la Luz de Cristo-Buda, que hace de nosotros hijos e hijas, manifestaciones de experiencias vivas de esta esta triple unión divina como, hermanos y hermanos divinos.

La estrella de Pascua

A ver en el blog de la escuela universal de la vida: La estrella de Pascua

Los chakras de la Tierra