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La puerta de Shamballah (el corazón: la habitación de Dios)


Blog para promover un movimiento interactivo en el marco del trabajo de síntesis, presentado como Pangeosis.
El trabajo de síntesis se concibe para liberar la conciencia
colectiva. Se basa en el conocimiento y el control de la energía universal.
Se refiere a cada ser humano y a su responsabilidad.
Recurre especialmente a los líderes: políticas, sociales, económicos, profesionales, científicos, educativos y sanitarios y espirituales y religiosos.

jueves, 24 de mayo de 2012

El mal y el malestar del mundo:

Un día un hombre preguntó a un maestro: ¿que significa el mal en el mundo que nos rodea ¿. El maestro continuaba su enseñanza sin dar una respuesta. En realidad, daba una respuesta con su actitud. El mal es el estado de estar separado del conjunto y de expresarlo mediante su actitud. Su efecto es nuestro malestar.
El origen del mal se encuentra en el principio de la creación. Se llama el mal cósmico. En el nivel del plan divino de la “conciencia cósmica” no hay bien o mal. “Todo lo creado lo es al servicio del dinamismo de la armonía o la perfección del conjunto”. El conjunto tiene un horizonte multidimensional de unión sin límites. El malestar empieza desde que trabajamos en los horizontes limitados de las manifestaciones y sus formas. Tienen resistencias al dinamismo del conjunto. Así el Uno puede manifestarse bajando su vibración en formas individualizadas y aparentemente limitadas. En realidad cada entidad contiene de manera latente un holograma del potencial del universo a ser realizado por la conciencia encarnada.
Bajando a la densidad de las formas, el Espíritu ya no ve  el sentido o el horizonte de la armonía cósmica, y la multi-dimensionalidad del dinamismo interactivo de su unión. Interpreta la visión de sus horizontes, aparentemente limitados, según los condicionamientos de su conciencia de unidad conservada y realizada. Depende de la amplitud de su visión y de la manera que su memoria se corta de su estado de conciencia del universo infinito en el origen.

Desde el origen hasta nuestro mundo planetario hay una escala infinita de diferentes niveles con horizontes mas y mas limitados en la medida en que bajamos a la densidad de la forma. Haciendo la vuelta por la ascensión o la realización de la conciencia, a medida que recuperamos la memoria de nuestro origen  nos damos cuenta de eso. Superando las apariencias de los limites de la visión de nuestro horizonte, nos abrimos hacia nuevos horizontes, dejando poco a poco nuestro mal-estar de sentirnos separados del conjunto. Empezamos a actuar, más y más de manera inteligente, estando en armonía, realizándonos para la expresión consciente de nuestro potencial infinito de amor y sabiduría.
Esta realización del espíritu se  expresa en forma de una Jerarquía de Realización Espiritual, o una escala de niveles de conciencia realizada. En realidad, es un reflejo del descenso y de la ascensión del Espíritu Único dentro nosotros  a través de los diferentes aspectos de su esencia, de la que  nuestro espíritu forma parte. Así, mi Espíritu (de Hijo  o Hija) y el Espíritu del Padre Creador (a la vez Madre Matriz) son uno. El estado de “la unión mística” o de la unión conscientemente viva en mi, es el estado del Cristo, despierto como Buda, en mi. Es la realidad divina de mi Ser Superior y de cada ser humano. En este estado el mal no desaparece pero recibe su sentido de experiencia y expresión de separación porque el contexto colectivo no permite estar completamente en unión con el otro por la falta de experiencias de unión, de memoria, o de inconsciencia por ceguera espiritual. Aún no vivimos en un entorno que esta consciente que todo forma parte del todo, incluido el ser humano. Hasta el momento que nos demos cuenta, vivimos en la separación. Mediante  el hecho de empezar a vivir en consecuencia  cambiamos el entorno, aunque con un equilibrio  difícil y nos hace falta tiempo para que también nuestro entorno entre en la misma unión.
La interpretación del mal es entonces relativa en función del nivel de la conciencia que hemos realizado y también de nuestro entorno. Para la inconsciencia el mal es una fatalidad, porque la inconsciencia es igual a no ser libre. En la medida del crecimiento de la consciencia somos más libres y podemos ver el mal como experiencias o lecciones, necesarias según el nivel de la conciencia para ver la luz de las fuentes de nuestro origen. A medida que subimos en la unión el yo que separa nuestra personalidad de nuestro ser divino infinito e impersonal se funde en expresiones de perdón y de compasión que son los instrumentos de la transformación y de la redención del mal. A través de estas actitudes reconocemos la relatividad de la separación de cada uno, incluidos nosotros, con el Ser Superior Único. El efecto de estas manifestaciones de perdón y de compasión no es únicamente superar a nuestros propios límites sino también de incluir el otro como elemento de su propia esencia.  
En el nivel del horizonte universal del universo creado, el mal se comporta como un elemento dinámico que empuja siempre a una mayor armonía. Entonces, en la escala de la ascensión espiritual el mal está siempre relacionado con el nivel de la conciencia realizada. Para un espíritu poco elevado (realizado) , el mal aparece a través de su comportamiento fatal que no llega a controlarse por causa de las fuerzas de pasión que lo dominan como casualidades que vienen de fuera. Es perdonable. Para un espíritu mas elevado, el mal es elegir un comportamiento que le conduce a perder la libertad y sentirse separado de su realidad superior. Es también perdonable. Pero, si lo hace para negar la esencia misma de su potencial, no es perdonable hasta que cambia su actitud porque, de esta manera, destruye la fuente divina de si mismo. Pero este estado de estar contra su propia esencia (contra el espíritu) tiene el riesgo de aniquilar su potencial hasta que no hay una vuelta posible y entonces desaparece en la energía universal. Es como una aplicación de la ley científica que el encuentro de la materia con la antimateria provoca aniquilación. En este sentido, el mal contra el espíritu, como energía liberada, no es nunca una fuente de energía viable. El mal se aniquila finalmente a si mismo porque todo lo que se separa de las energías de la fuente se autodestruye.  Es el caso para toda construcción humana y todo acontecimiento que no tiene en cuenta  el movimiento cíclico y en espiral de la energía universal.
Podemos por fin concluir que el papel del mal es formar una polaridad con el bien para ver lo que es el equilibrio, en el justo medio, conforme a nuestra esencia divina. El mal es como la antimateria. Nos reduce a nuestra esencia. El mal nos pone en crisis de malestar.  Nos empuja al equilibrio y la perfección. Nos abre la puerta de nuestro potencial creativo para buscar alternativas más respetuosas y sabias. Así, por el contrario, cuando nos polarizamos demasiado en el bien (o en la espiritualidad) , por encima de nuestro potencial realizado en el nivel consciente,  provocamos reacciones contrarias. Llamamos a situaciones de bloqueos o de mal (accidentes, perdidas, enfermedades…) que nos afectan. Se pueden rectificar cuando lo reconocemos. Eso es una verdad en todos los niveles de la conciencia. Aquél que sube demasiado caerá y aquel que tarda en subir pedirá ayuda y protección llegado el momento.
El mal está también conectado al contexto colectivo.
¿Como una mujer que roba alimentos para sus hijos, no teniendo dinero ni ayuda de su entorno, puede haber hecho mal? En nuestro contexto social es visto como mal y juzgado como tal. No podemos aceptarlo por el hecho que no hay una conciencia colectiva y un consenso que reconoce la existencia de una falta colectiva para que tal situación sea posible. Es solo “culpa” de esta mujer. La inconsciencia colectiva no puede reconocer que es el origen del mal.
¿Cuanto tiempo estaba excluido el amor entre dos personas del mismo sexo porque la inconsciencia colectiva focaliza el amor siempre en la polaridad y la división entre hombres y mujeres sin poder imaginar que la sexualidad en el plan divino pudiera tener también otros sentidos y objetivos que solo procrear? ¿Quién puede pretender conocer el diseño del plan divino en este tema?
Podemos también mencionar el problema de la droga y de la violencia que no tienen solución por falta de una visión justa para transformarlas en positivo. Hay realmente una falta de luz en la conciencia individual y colectiva para poder situar nuestro mal en la evolución del conjunto y guiarlo a una mayor armonía en el conjunto. En la mayoría de los casos excluimos y no tratamos las causas. La represión  nos empuja casi siempre a un laberinto que aumenta los problemas  o alimenta la rebeldía. 
 
El mal en el contexto cíclico del planeta.
Vivimos a nivel de la humanidad un tiempo de crisis o de malestar. Efectivamente, al nivel de nuestro sistema solar existe también el fenómeno de la separación que se llama el desdoblamiento del tiempo (Jean-Pierre Garnier Malet). Pero no existe únicamente el desdoblamiento del tiempo. Cíclicamente existe también el desdoblamiento de lo que la ciencia llama las 4 constantes del universo en el nivel de un sistema del universo. Lo podemos comparar a nivel espiritual con los 4 jinetes del libro del Apocalipsis:
  
-   El espacio o la densificación: dirige la encarnación de nuestro espíritu y también, a nivel colectivo, el    progreso de la conciencia planetaria como espíritu de la humanidad;  
El tiempo o movimiento: dirige el ritmo de las rencarnaciones de nuestro espíritu y de las civilizaciones del espíritu planetario, reflejado en las razas y las culturas de los diferentes continentes;
-   La fuerza o luz inteligente de la energía cósmica: dirige la amplitud de la manifestación de nuestro espíritu y el movimiento de la organización de unión de la humanidad por medio de sus colectividades, regiones, naciones y uniones de naciones;
-    El acuerdo o la armonía con los tres primeros: dirige el nivel de exteriorización de nuestro potencial de conciencia de amor y de sabiduría realizados y de la conciencia planetaria, realizada por la humanidad en la convergencia de su conciencia.

Salimos de un ciclo de cuádruple desdoblamiento que comenzó en la época final de Atlántida. Podemos situarla al fin de la época de Leo, dos ciclos de 5125 años antes de nuestra época de comienzo de Acuario, alrededor de los años -8250. Desaparecía en poco tiempo la mayor parte de lo que quedaba del gran continente en lo que llamamos ahora el Océano Atlántico.  Provocó una subida de las aguas alrededor entre otros de los continentes europeo y africano y en el mar mediterráneo. La decadencia de la civilización monolítica era total en ese momento. La base empezaba a sentir la necesidad de tomar conciencia de si-mismo, del amor propio y de tener la materia que manipulaba para entrar en ella. Era un proceso lógico, que correspondía al nivel de la conciencia planetaria y la necesidad de su crecimiento según el plan divino. Esto iba junto con cambios importantes en el planeta y su relación con el sistema solar.
El equilibrio, o el efecto Balanza (del mayor ciclo zodiacal) disminuía en el ultimo ciclo de 5125 anos  de la época Atlántida. Provocaba tensiones entre iniciados (en la cumbre de la pirámide social)  y no iniciados (la base más baja). Es el aspecto Virgen.  La casta de los iniciados era más y más ecléctica,  preocupada  de su confort  en detrimento de su nivel espiritual elevado, ignorando de esta manera las necesidades materiales concretas de la base.  Igualmente los últimos gobernantes estaban más y más perdidos en sus privilegios. Todo eso provocaba una ruptura. La base y un parte de la casta de los iniciados no querían seguir más a los gobernantes y se alejaban de ellos, emigrándo o rebelándose.

Comenzaba al fin el desdoblamiento del ciclo solar. Los espíritus se duplicaban o se separaban en distintas dimensiones. Nacía la separación entre cuerpo y espíritu.  Una parte dejaba la tierra, otra parte entraba dentro de la tierra y el resto se dispersaba sobre la tierra. Con la destrucción de la Atlántida empezaba la experiencia hacia el centro de la materia y el átomo y se distorsionaba progresivamente la memoria de su cultura, de su sabiduría y las tradiciones de sus enseñanzas. No obstante no desparecía completamente. Continuaba en la cultura de diferentes continentes, por ejemplo sus restos se encuentran en la cultura de los Celtas, en el norte de África (Egipto), Asia y América (los Mayas).  El sueño de una unión perdida quedaba grabado en la memoria de muchos pueblos.

Empezaba entonces un ciclo de sombra sobre lo que era necesario construir la conciencia individual y una nueva civilización, dispersada sobre la tierra. Esta conciencia servirá de base para la conciencia colectiva a construir ahora. Los grupos, errando por la tierra, se dispersaban. El individuo en un primer tiempo estaba confrontado con los desafíos de la naturaleza y la liberación de sus fuerzas. Desarrollaron progresivamente una agricultura más elaborada  que conduce finalmente a la sedentarización y la domesticación de animales. Es el tiempo en el que se refuerzan las energías del signo de Cáncer a nivel del sol.

Poco a poco las nuevas entidades necesitan estructurar sus experiencias, buscando lugares para facilitar la organización de la vida y los intercambios. Tenían también que superar el miedo a la destrucción que quedaba del pasado, soñando a un nuevo paraíso o tierra prometida. Es en el tiempo de Géminis cuando se desarrollan las bases de una nueva cultura y una nueva manera de pensar. Sigue el tiempo de Tauro con las primeras dinastías en Egipto y la historia del nacimiento del pueblo hebreo que toma posesión de su tierra prometida. Refleja un resquicio de la memoria de Atlántida en la que los espíritus elegidos eran empujados a liberarse de su karma de fugitivos para preparar las bases de una liberación de su espíritu divino. Se expresa en la historia de Melchisedech y después en la de Moisés. Viene después el tiempo de Aries para anclar este proceso en la conciencia del yo (yo soy) consolidándose por intermedio de los profetas que preparan la reunión con el yo espiritual y divino. La culminación  de esta era llega en Jesús, el Cristo, anciano gobernante e iniciado de Atlántida. Venía a dar una dimensión espiritual a la personalidad humana y su conciencia espiritual.  Mejoraba los restos de la vieja enseñanza Atlántida, dándole una dimensión más universal y abierta por su mensaje del amor incondicional que es la ley divina, grabada en cada ser humano. Eso le costó su vida pero permitió repartir su espíritu en el planeta permitiendo un proceso de  reunión del Espíritu Atlántida perdida en diferentes dimensiones que deberá cumplirse en un próximo futuro.

Jesús, como primera manifestación del Cristo, o del estado de “Ser Unido” con el Único, preparó el fin del ciclo de desdoblamiento de ahora. Para realizar eso se liberó también de su propio karma de separación que tenía su origen en la decadencia al final de la época Atlántida (el rey Poseidón).  Progresó de esta manera en su papel de Instructor del mundo (el Adam o atma, la respiración del alma del mundo) y venia con su potencial de Mesías o enviado del Único. Preparaba la nueva luz de la época actual con su nuevo ciclo de unión en lo que todos están llamados “Ser unidos crísticos”.

El malestar del mundo actual es el fin de la experiencia de separación individual y colectiva entre materia y espíritu. La  solución y la esperanza del diseño divino es  la expresión del espíritu de la fraternidad universal en cual la jerarquía del potencial realizado de cado uno se expresa de manera solidaria en nuevas formas de convivencia.  Parece claramente la única manera para la transformación positiva del mundo actual en crisis. Concretamente quiere decir: formar nuevas formas colectivas y centros de unión donde se comparten las nuevas experiencias para crear una nueva visión de síntesis en concreto. Es una visión que une en lugar de separar. Es una visión que transforma en lugar de reprimir y de rechazar, haciendo la justa distancia frente a lo que no está dispuesto a transformarse. Es una visión que hace la confrontación con la esencia, los valores y las causas de las manifestaciones actuales, proyectando nuevas perspectivas y soluciones. El salto cuántico, del que se habla en el mundo espiritual actual, no es tanto todo el trabajo de elevación en las esferas mas sutiles sino primero este trabajo concreto de crear relaciones más justas con uno mismo, el entorno y lo demás. Es permitir que la cuarta dimensión del acuerdo y del consenso se exprese de nuevo de manera abierta, clara y coincidente con los cambios de las nuevas energías del universo. Esto provocara el cambio de la cualidad vibratoria que nos llevará a la quinta dimensión. Este salto no es posible de otra manera. Cualquier otro salto sólo sería virtual o ilusión sin fundamento duradero. Ningún mal se transforma sin confrontarlo en uno mismo.

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Del apego nace la codicia

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De codicia nace la ira

De la gracia nace la paz interna y externa

De la ira, productora de decepción, nace la angustia

De la paz, productora de satisfacción, nace la alegría y de esta su madre: nuestra asunción espiritual

La depresión confunde la memoria, destruyendo la razón

La asunción espiritual aclara nuestra memoria por encima de la muerte, instruyéndonos en la síntesis de todos los talentos en el Principio de unión de nuestro Padre Divino: la extra-lucidez del oír, del sentir, del ver, del elegir y del discernir. Son las bases de la creación y de nuestra creatividad.

Unen nuestras pequeñas mentes con el entendimiento del amor inmenso que anima nuestro corazón con la luz del Espíritu-Madre de toda la sabiduría del Padre. Manteniendo está luz focalizada, nuestra alma se eleva hacia el Principio Padre-Madre Creador para despertarnos en la Luz de Cristo-Buda, que hace de nosotros hijos e hijas, manifestaciones de experiencias vivas de esta esta triple unión divina como, hermanos y hermanos divinos.

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