La astrología espiritual reconoce tres niveles de unión interactiva
de la energía cósmica que relacionan los doce signos del zodiaco. Se llaman la
cruz móvil, la cruz fija y la cruz cardenal.
Las cruces son en primera instancia conjuntos astrológicos
que provocan una intensificación de penetración
de la luz tachyonica (según Régis et
Brigitte Dutheil) en los niveles
más densos de la manifestación. Esta luz superluminosa estimula la iluminación
de la conciencia del ser humano en su
evolución hacia su naturaleza divina. Esta luz va casi instantánea, más rápida que la luz
iónica de la ciencia física. Es
energía de conciencia o de visión que tiene siempre un impacto de información
inteligente sobre el plano físico, a pesar de sus resistencias vibratorias. En
este momento nuestra dificultad consiste en prever el periodo necesario para
que los efectos sean visibles o se realicen en el plano de la manifestación, aunque ya sean visibles en el plano
superluminoso de un clarividente. Todo depende del nivel del impacto y del
nivel de conciencia focalizados. Cuanto más amplia sea la interactividad astrológica,
más rápidos y fuertes serán sus efectos.
Estas cruces se forman cíclicamente por medio de los planetas que transmiten las
energías supra-estelares. Tienen un impacto por un tiempo zodiacal determinado
hasta la manifestación de la cruz siguiente.
Estas son las primeras conclusiones de nuestras investigaciones.
1. La cruz mutable es básica o común
porque toca a la masa de los seres.
Es el
fundamento de la evolución humana desde su naturaleza animal hacia el ser que
aspira a entrar en la naturaleza divina de su espíritu.
La esvástica representa la parte
inferior de la energía de esta cruz.
Una representación más correcta es la energía en movimiento de la cuádruple espiral involutiva y evolutiva
de la llamada y la respuesta alrededor de una cruz.
Esta cruz reparte la luz del Espíritu Universal (Santo) que llama a la respuesta del despertar
de la personalidad a la realidad de su Ser Superior. A través de las condiciones
variables de la vida es como el ser humano descubre la verdad de su ser
superior. Lo integrará en la medida de
haber pasado por las pruebas y experiencias apropiadas. En realidad, la vida es,
en este nivel, una escuela de descondicionamiento de los efectos de los
acontecimientos siempre cambiantes. En ella se aprende que cada uno forma parte
de un estado de unión superior (un solo cuerpo) que se reconoce a través del
potencial condicionado y escondido de su principio animador, su alma.
Esta
unión se revelará finalmente como divina o el Cristo, el estado de ser amor incondicionado
en unión con el todo, escondido en el
ser humano. En este estadio, la realidad superior del espíritu es vivida
como fuera y encima del ser humano. Pero
hasta esta revelación la cruz mutable significa que la energía del Espíritu o
de la unión divina, el Cristo en el hombre, está oculta. Entonces se llama esta
cruz también la cruz del Cristo oculto.
La
conciencia de formar parte como iguales de una unión superior conduce al
despertar de la conciencia planetaria.
Esta
cruz está formada por la interactividad entre Géminis, Virgo, Sagitario y Piscis
(3-6-9-12). La energía que influye mucho
en esta interactividad es la energía de los grandes cambios que aportan la
ganancia sobre todo de sabiduría,
propiedad de la energía de Mercurio. Pero también la Luna tiene importancia,
indicando el mal que conduce al fracaso y la desilusión, condenados a
desaparecer como la luna misma.
2. La cruz fija es la cruz energética la
cual revela la dirección del sentido de la vida encarnada.
Revela
que el cuerpo del hombre forma un
instrumento de mediación
interactivo entre la tierra, su entorno y el cielo con sus elementos (satélites,
planetas, astros, constelaciones,
galaxias…) que reflejan la vida de la
conciencia en diferentes niveles.
Esta cruz se representa como una cruz cuyos brazos están
interconectados por un circulo.
La
vida, en este nivel, es una escuela para darse cuenta que tiene un sentido o una
dirección. Esta cruz irradia el amor de
la luz del alma (el Hijo de Dios) el Principio Animador del Espíritu que
necesita encarnarse en la materia para dar la vida a la realización de
conciencia de Si-Mismo. Revela que toda vida forma una unión animada entre
espíritu y materia a diferentes niveles que forman sistemas. Conduce entonces a
la conciencia sistémica (como el
cuerpo con sus elementos o el sistema solar con sus diferentes niveles planetarios interactivos).
Esta cruz indica que el espíritu del hombre es la otra parte
de su cuerpo. Están siempre unidos pero de manera más o menos oculta e
irrevocable. Se unen según el nivel interactivo de la vibración de conciencia. Se intensifica cuando vuelve superior al
ambiente físico-emocional-mental común del entorno por medio del alma. Es por
eso que tenemos la tendencia a buscar lugares como el desierto, la cima de la
montaña, el aislamiento de un lugar o la inmensidad del mar.
La unión liberada es un estado en el que la conciencia está
conectada con los cuerpos del alma y sus realidades superiores, aunque está al
mismo tiempo bien anclada en el corazón, centro de gravedad de su encarnación. En
este estado el proceso de la iluminación se puede poner en marcha como una
situación de liberación que facilita la unión con el Principio Inteligente de
la energía universal.
Buda hacía esta experiencia por medio de la meditación. Jesús
manifestaba este estado en su vida por su capacidad de conectarse más y más
directamente con el potencial de su alma. De esta conexión destilaba la fuerza reveladora
de su enseñanza de la fuente (el Espíritu Universal del Padre) para cumplir su
misión de liberación de la humanidad, dándose cuenta del impacto fatal del
mundo material cuando está separado del espíritu por falta de conciencia.
Jesús mostraba mediante la crucifixión de su cuerpo la
necesidad de la unión constante del cuerpo con el espíritu como una unión fija
o cruz fija, anclada en la tierra. Y a su vez sacrificaba su cuerpo indicando el sentido de la dirección
de nuestras encarnaciones. Es decir relativizaba el impacto ciego de las
fuerzas tridimensionales. Elevaba su
vibración por el servicio al mayor bien de todos y todo, dando a su cuerpo un
sentido más universal, integral o sagrado, uniéndolo con su espíritu. Pero hay
más. En este proceso, el principio animador, su alma, provocaba el salto de su
espíritu individual en la única y ultima realidad y verdad universal del
Principio Creador de la Fuente, que
Jesús llamaba, el Espíritu Universal del
Padre.
Con la
crucifixión, iniciaba el fin del ciclo de las experiencias de los seres humanos
de separar su espíritu de su cuerpo. Es
el anuncio de la fase final del ciclo corriente de doce mil años que se termina
en el tiempo actual. Este ciclo es un desdoblamiento triple:
- del espacio
(físico individual/espiritual colectivo)
- del tiempo
(diferencias entre las condiciones y horizontes espirituales y materiales) y
- de la luz o
de la fuerza (verdad) de información (del propósito o voluntad) de la
Fuente o del Principio Creador del Origen, el Padre.
Las
experiencias dolorosas en estas tres dimensiones separadas nos enseñan que
necesitamos un acuerdo o unión continua o fija entre cuerpo y espíritu. El
acuerdo es la cuarta dimensión del dinamismo de la armonía supramental que es lo
propio del alma. Está siempre presente pero
no visible, pero sin un acuerdo mínimo, nada ni nadie se puede manifestar.
El acuerdo
es necesario para que haya despertar de conciencia y que pueda después elevarse
y dar un sentido más verdadero a la vida, por encima de todos sentidos,
condicionados por circunstancias pasajeras y determinadas. Cuando la vibración del cuerpo físico se
eleva de manera suficiente y progresiva, entra en un acuerdo con los niveles
superiores del espíritu. Su efecto puede
finalmente resultar en la unión con el Principio de la Fuente de todo, llamado
el estado de Cristo. Según las
circunstancias la elevación puede ocurrir de repente. Esta elevación es
conocida como el efecto Kundalini, pero no es indicado el forzarlo.
Por su estado de unión o de Cristo, Jesús abría el camino al
alma y la realidad de su potencial creador (los talentos) como principio
animador-divino universal en cada ser
humano. Cuando esta realidad es reconocida se revela la dirección y el alma
puede tomar una decisión (escatológica) en la orientación de su destino.
Entonces, la cruz fija se llama también la cruz del Cristo crucificado.
La cruz fija se expresa al nivel astrológico por la interactividad
entre las constelaciones de Tauro –Leo –Escorpio y Acuario (2-5-8-11). La energía que influye
mucho en este conjunto es la energía constructor/destructor de crisis inevitables
que indican oportunidades mayores para la elevación de la humanidad. Es lo propio
del planeta Saturno. Conduce a la
síntesis mediante el cambio interior del ser humano.
3. La cruz cardinal. El propósito para los
tiempos actuales es que esta unión individual del Cristo se vuelva
al nivel colectivo por El Espíritu de Vverdad,
anunciado por Jesús como el Paracleto.
Es él quien aporta las llaves (clefs) para abrir la puerta del camino cósmico y
crear una nueva unión (alianza) para liberar
la
comunicación solidaria como hermanos y hermanas en cualquier situación
de encarnación de sus almas.
La representación de este estado de unión fraternal nos ha llegado como
una cruz que contiene un circulo en el centro de dos triángulos, el todo
dentro
de un círculo interior, el todo dentro de un círculo exterior. Es una forma de
síntesis de las interactividades de las energías cósmicas superluminosas evocadas
por las cruces precedentes. Los dos
triángulos opuestos y entrelazados simbolizan
la focalización de la energía de Voluntad del Ser Cósmico Universal y la conexión
por amor a ÉL como respuesta. Es conocida como la estrella de David o el sello
de Salomón. .
Esta cruz debería focalizar la energía cósmica en los
tiempos actuales hacia la tierra para dar a la humanidad la luz necesaria para
liberar a los seres humanos de sus experiencias de separación. Es la voluntad
del Principio Inteligente del plan cósmico que todo permanezca en unión. Con
esta liberación se puede realizar una nueva etapa de la conciencia humana. Es
el despertar de la conciencia del alma individual hacia la conciencia del alma grupal
y colectiva, siendo todos estos niveles
expresiones del alma única y universal.
La cruz cardinal se expresa en el nivel astrológico mediante
la interactividad entre las Constelaciones de Aries–Cáncer –Libra y Capricornio (1-4-7-101). La energía que
influye mucho en este conjunto es la energía
directora de Júpiter para integrar los principios espirituales en la vida. Indica el sentido universal o la
dirección cósmica de la vida. la encontramos en el despertar de la conciencia
cósmica y el camino sin fin de la revelación. La revelación sin fin es el
sentido profundo del principio inmortal del dinamismo cíclico de la
resurrección del alma universal a través de sus concretizaciones colectivas e
individuales.
Esta cruz forma una síntesis con las otras cruces.
Las cruces aparecen cíclicamente sobre formas más o menos
puras o mezcladas produciendo efectos mixtos con dominancia de las fuerzas de
una a o de otra. Esto depende también de
la relación de concordancia entre las posiciones geocéntricas y heliocéntricas
de los planetas. Se pueden reforzar o
debilitar mutuamente.
Una cruz con dominancia cardinal, pero con elementos de las
otras cruces, provocará por tanto efectos múltiples (cambios, crisis) y también la
ascensión de vibración, que es el efecto de síntesis de esta cruz cardinal con
el impacto de su aspecto fuego (Aries) en
la masa o mundo de la materia, estimulando la iluminación y la conciencia como ya se ha
indicado antes.
Una cruz en este sentido la encontraremos alrededor del 15
de agosto 2013 (11h/Paris) como el plano adjunto indica. Es el día de la
Asunción de la Virgen (poniendo su pie sobre la luna). Es evidente que esta
cruz debería juntar todas las fuerzas planetarias, donde el efecto eruptivo
(llamado Vulcano) se pone en interactividad con la energía solar para debilitar
las fuerzas de quienes impidieren la liberación de la tierra hacia su unión con
la evolución cósmica. Son las fuerzas
lunares las que forman el mayor obstáculo
(emocional). Mantienen la masa en la inconciencia con su separación de
la luz de unión y el dominio de tendencias individualistas e interesadas, muy
lejos del propósito del diseño cósmico.
Está claro que la fuerza de la cruz cardinal depende de su concordancia
con el propósito cósmico que nos indica la Gran Invocación. Su efecto es
aportar síntesis, incluyendo las energías de las otras cruces para elevarlas
hacia el nivel de la dirección (voluntad) de la evolución cósmica. La Gran
Invocación nos indica tres centros de luz superluminosa: la luz de orientación
(mental divina: estrella Polar), el centro de la orientación (voluntad divina,
centro GRAU en la Osa mayor) y la
energía de orientación (amor del corazón, centro PAU en la Osa menor). Juntos forman
un triángulo que forma una parte de un
cuadrilátero donde las diagonales interiores forman una cruz con las energías
la Constelación del Cristo Cósmico (Pléyades, Orión, Tauro, Géminis, Gran Perro
con Sirius) Llamamos esta cruz la cruz cósmica.
La parte superior PAU-Polaris- Capella-GRAU forma la Cruz
Cósmica o lo que se conecta la cruz
cardinal Tierra-Sol-Polaris-Planetas.
La configuración del
15 de agosto parece iniciar definitivamente el nuevo ciclo del Cristo
resucitado en el ser humano por la bajada
de su Espíritu de verdad. El Espíritu de Cristo cósmico es en Quien
compartimos todos la unión de la vida en el amor consciente e incondicional.
Esta configuración provocará entonces la liberación de todos los elementos
fundamentales que pueden bloquear la
realización de este propósito. En realidad, es un proceso de armonización mediante
la intensificación de coincidencias de cambios, crisis e indicaciones de
reorientación en los diferentes niveles de la vida y sus manifestaciones. Ya
hemos vivido el prólogo de esta gran transición los últimos decenios. Ahora
vamos más a los fundamentos. Con la
resistencia del conjunto de las energías físicas de nuestro entorno planetario
a las energías superluminosas, suponemos que faltara esperar a septiembre-octubre
para constatar efectos que serán “decisivos y destructivos”.
En la siguiente configuración del 15 de agosto se encuentra
las zonas que determinan las energías de
la cruz cardinal en amarillo con dominancia heliocéntrica. Las zonas en azul
representan el impacto de las energías geocéntricas que refuerzan la cruz cardinal.
Configuración geocéntrico- heliocéntrico proporcional
Observamos
el enorme impacto de Cáncer con las fuerzas de los planetas Marte y Júpiter unidos con un apoyo de Mercurio. Forma con
Plutón (opuesto) el brazo horizontal de
la cruz cardinal. Además Plutón, por su
posición límite; entre Sagitario y Capricornio y en posición de conexión con el
centro vacío de la galaxia acentúa las fuerzas de cambio a nivel de la tierra.
Saturno
tiene y transmite el fuego para la mutación en los dos planos geocéntrico y heliocéntrico.
Saturno
tiene y transmite el fuego para la mutación en los dos planos geocéntrico y heliocéntrico.
Neptuno unifica las fuerzas geocéntricas y
heliocéntricas hacia la concordancia.
Notamos que
Venus a nivel heliocéntrico está posicionado el punto Pau de amor de la Gran
Invocación y vía Polar (punto de luz de la mente) con las energías que entran
en el sistema local vía el punto Kali en las Pléyades.
Curiosamente
las fuerzas dominantes forman una ballena, especie en desaparición,
simbolizando el fin de la era de Piscis. Es la fuerza que va absorber lo viejo
para realizar las profecías (la leyenda del Signo de Jonás, tragado por la
ballena, lo que significa el fin de los tiempos actuales.)
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