Las reglas para los guías y servidores del mundo: parte 1
Aquí están
los 7 niveles hacia la coherencia que siguen como las distintas envolturas de
nuestro cuerpo. Dedujimos de estos niveles 7 reglas de conducta hacia la
coherencia. Es una elaboración de lo que se trató parcialmente como tema en las
últimas conferencias en el mes de enero de 2013 en España (País Vasco y
Cataluña). Hemos complementado con las ideas para la formación de los nuevos
guías de la humanidad, que tenemos como proyecto.
Estos 7
niveles tienen una relación con los 7 centros (lámparas) de energía en nuestro
cuerpo con los cuales se conectan 7 esferas o envolturas energéticas de
naturaleza vibratoria diferente.
Los 4
primeros niveles se refieren a nuestro comportamiento más concreto y más
directo y expresan en qué nivel somos capaces de realizar nuestra coherencia en
la materia (y nuestro cuerpo) que dirigimos (nivel 1, coxis, base,
conocimientos y manipulación de las energías), la sensibilidad que tenemos
hacia los cambios de las condiciones de la vida en el tiempo (nivel 2, sacro, atracción, repulsión, pasiones y retenciones
o miedos), la fuerza e
inteligencia que son capaces de expresar (nivel 3, plexo, estructuración
mental de la información) y por fin del sentido o la inteligencia de
estructuración que tenemos para unir todas estas capacidades en un acuerdo de
armonía (nivel 4, corazón, visión espirituales).
El cuarto
nivel es en realidad el primer nivel de la coherencia espiritual. Es el
intermediario o el mediador de la unión entre los 3 niveles superiores y los 3
niveles inferiores.
Los 3
niveles superiores son más abstractos y más universales y dan a los 3 primeros
niveles valores más universales. Son respectivamente: el nivel 5 del causal (garganta), el nivel 6 afectivo o relacional (centro
cabeza) y el nivel 7 divino o creativo de la coherencia
global (centro coronal). Hay una
relación muy significativa entre los pares opuestos de los niveles 1 (coxis
en nuestro cuerpo) y 7 (corona de la cabeza), 2 (sacro)
y 6 (centro interior de la cabeza) y 3 (plexo) y 5 (garganta) por medio
del nivel 4 (el corazón en nuestro cuerpo). Sus normas de coherencia
son complementarias. En el nivel 7, también
llamado “átmico”, todos los demás niveles convergen. Según su unión en conciencia,
fusionan con el nivel (8) absoluto e infinito del alma, para recibir con fuerza
el soplo de la vida (atma - adem/adam).
Nota: Estas
relaciones de pares opuestos o complementarios forman 3 veces la cifra 8 (o el
símbolo del movimiento trinitario de la perfección sin fin). A su vez, forman
juntas con el intermediario del nivel 4, el aspecto pluridimensional del número
12 (o los 4 niveles vivos en su triple manifestación a través de 12 arquetipos
de conciencia o familias de conciencia). Al mismo tiempo la realización de la
unión de las 3 veces 8 al 24 indica la unión entre cuerpo (tierra) y espíritu
(cielo) en torno al del 4, el corazón (sol o espíritu) central que es la
manifestación material del alma en forma de un superátomo.
1.
El primer nivel
corresponde a la dimensión espacio
con
sus formas materiales más o menos densas, como nuestro cuerpo físico.
Ser coherente en este nivel
depende de la manera que seamos capaces de expresar “la bondad”, es dar
lo que la vida nos da.
Todo lo que recibimos darlo
en un mismo espacio del universo, según nuestro lugar de servicio ya que podemos
volver allá.
El compartir
según nuestras posibilidades de servicio es la condición de la abundancia que
sólo existe realmente a nivel colectivo. Acumular para sí es retirar elementos
de los circuitos de la vida, lo que es vital para su evolución. Eso conduce al
agotamiento de los recursos y a un bloqueo o separación de “las
aguas de las fuentes de vida”.
Eso nos da la regla básica de la coherencia: “comparto lo que recibo, según mi potencial y
necesidades esenciales”
A nivel del liderazgo:
« Yo hago
aquello que los demás no pueden hacer, pero no hago aquello que pueden hacer.»
La
primera responsabilidad del líder es indicar a los demás los medios y las
fuentes para que puedan servirse del potencial que recibieron para remediar a
sus necesidades. No es tomar el lugar del otro y crear así desigualdades,
dependencias, monopolios y privilegios o una sobrecarga aplastante. Lleva según
su potencial, solamente las cargas que otros no pueden llevar.
El primer papel del líder es convertir
las relaciones en más equitativas respetando e indicando el potencial de cada
uno. La estabilidad de un poder no depende de su soberanía sino de la
participación de todos. Es el secreto de la energía del universo y su Creador.
El objetivo del líder no es ganar en
influencia, renombre o poder sino ser el que muestra las posibilidades y las relaciones
o los vínculos que faltan y que de esa manera causan problemas. Plantear un
problema en su justo contexto lo hace desaparecer. (Sintonía es: poner sobre el justo nivel vibratorio del conjunto).
Un
líder es: “un gentilhombre que llama
siempre la atención sobre la bondad en otros, pero no hace nunca publicidad
sobre sus faltas.” (Confucio)
2.
El segundo nivel
corresponde
a la dimensión tiempo
o la transición de las
condiciones de vida que se presentan sucesivamente y que experimentamos a
través de las emociones, percibidas según nuestra sensibilidad.
El cambio de las condiciones
de la vida son el efecto de las atracciones y repulsiones de la energía del
universo que influimos mutuamente según nuestro comportamiento. Todavía somos muy
ignorantes a este respecto.
Ser coherente en este nivel
depende de la manera que seamos capaces de expresar “la belleza de la suavidad
de la vida” a pesar de los cambios en nuestro ambiente,
es: tranquilizar
y sentirse protegido en todas las circunstancias.
Esta suavidad depende
directamente del control de nuestros sentimientos primarios y automáticos como
la atracción, la repulsión, la pasión y el miedo. El control de sí mismo supone
una autodisciplina para canalizar las fuerzas ciegas, que percibimos y que los
invaden, hacia su liberación. Es como canalizar un río con sus crecidas y
sequías.
Canalizar sus emociones es
crear las condiciones favorables para que puedan expresarse libremente en respecto
al otro. Es crear un ambiente de seguridad para sí como para otros.
La libre expresión respetuosa supone pues un trabajo de no exclusión, de
flexibilidad y de apertura de la sensibilidad mutua. Son las condiciones de una
situación de seguridad. Atrae a su vez coincidencias felices o lugar de
fatalidades que causan víctimas, violencia, malentendidos y conflictos.
Este control o maestría de
si-mismo supone en concreto la convivialidad que se basa en las
actitudes de perdón y compasión al fin de poder corregir y liberar
continuamente los comportamientos ciegos y los errores.
Eso nos da la segunda regla,
la del seguro:
« Expreso
lo que experimento según mi intuición, en la medida de lo posible más allá de
mis emociones automáticas »
A nivel del liderazgo:
“protejo a los débiles ayudándolos a encontrar
su seguridad y confianza en sí,
mientras que pongo a los fuertes ante
las consecuencias de sus actos
con el fin de que los corrijan”»
El papel del
líder no es perpetuar el orden establecido y mantener simplemente las
tradiciones sino hacerlos evolucionar hacia más belleza, libertad o facilidad
de expresión. El estricto mantenimiento del pasado hace perder su sentido
puesto que el sentido de la vida evoluciona constantemente.
La represión
sistemática y el control estricto de todo (peligro del Estado de Derecho) son los dos enemigos
de la evolución humana. Esto implica que luchar “contra y por” causa siempre
una mayor resistencia. El único medio de una liberación duradera es mostrar y
elaborar un orden superior de relaciones más intensas, abiertas y justas.
Este orden
superior, más seguro y más libre, no es posible sin indicar unas relaciones
más transparentes entre los valores del mundo material y las del mundo
espiritual en el cual vivimos. Las ambigüedades conducen siempre a
errores, abusos de poder, manipulaciones de los débiles y finalmente conflictos de sentimientos y de razón.
El punto de
encuentro intermedio o neutro entre el uno y el otro debería expresarse por la
noción de la laicidad. Con todo la
palabra se encarga bastante, puesto que se opone del origen laico o el pueblo a
las instituciones del clero para convertirse en el garante de la libertad del
pensamiento.
Por fin, la
laicidad debería servir para dar la posibilidad que debe aclarar las
relaciones, valores e imperfecciones que existen entre el mundo material y
espiritual. Con todo, si la laicidad se convierte en un objetivo en sí, deja de
ser libre o neutra y garantizando la libertad, favoreciendo uno (mundo
material) u otro (mundo espiritual) o paralizando todo. Al perder su sentido de
intermediario, no puede sino reforzar las tensiones y las luchas de los poderes
de la sombra con las de la luz.
El guía será
pues también mediador entre las fuerzas que las condiciones de vida se oponen
entre ellas (sincronía son: poner en el justo medio vibratorio el conjunto).
Un líder
es : “un gentilhombre que no tiene ni pena, ni miedo. ” (Confucio)
3.
El tercer nivel
corresponde
à la dimensión de la fuerza
La fuerza es la intensidad por
la cual las energías se manifiestan, transmitiéndonos la luz de información
inteligente. La fuerza significa para nuestra comprensión: luz.
Ser coherente en este nivel
depende de la manera en que seamos capaces “de trabajar para la paz”, es: colaborar
bien al mayor bien o el respeto de todos
No hay paz duradera posible
si todos los elementos de un conjunto no sirven, cada uno según sus
posibilidades, a la unión de este conjunto. La unión hace la fuerza. Es también
la razón de la salud en nuestro cuerpo. No hay unión sin reconocerla. Esto pide
un compromiso fraternal de cada elemento hacia el orden del conjunto. La
palabra “fraternal” menciona la
moderación para venir a un nivel de igualdad y libertad de servicio con toda
franqueza o sinceridad.
Este compromiso pide una
acción concreta de colaboración constante para crear un orden que sirva siempre
mejor para el mayor bien de todos.
Nota: El significado de los
sonidos de la palabra fraternidad indica según el Códice del plan sagrado del
Libro de la Vida: un estado de un conjunto de niveles de vidas que pasan por la
tierra, cuya Fran-cia (franqueza) con
España (esperanza) representan un papel de corazón potencial para la humanidad.
Supone llegar a una interactividad “honesta
(franca)”.
Eso nos da la tercera norma,
la de la intensidad:
« Hago lo
que digo para el mayor bien de todos, más allá de mi visión egocéntrica»
Al nivel del
liderazgo:
« me comprometo totalmente para el mayor
bien de todos
moderando y alineando al mismo tiempo
las fuerzas
con el fin de que puedan unirse
fraternalmente»
El papel del guía es
extender la luz que hace incluir las fuerzas que conducen a la paz o el orden
más perfecto. Debe hacer permanentemente el esfuerzo de abrir su visión personal
a la visión de los otros y corregir la uno con la otra (sinergia es: alinear o moderar
las fuerzas con el fin de que pueden contribuir según su justo valor al
conjunto).
Una visión demasiado personal
en horizonte limitado, egocéntrico o exocéntrico no puede tener fuerza de
resistencia. Su imposición conduce siempre e inevitablemente a la división de
las fuerzas. La historia lo prueba repetidas veces a través de sus guerras y
conflictos de toda clase. Por el contrario, en una visión amplia, el mayor
número debería encontrarse y ser garante de una alineación y unión de las
fuerzas.
El guía será pues también
explorador o enseñador. Su papel es mostrar lo más claramente posible los
procesos que conducen a la paz, o a la unión en la cual el mayor número posible
se siente incluido. Estará además, alerta sin interrupción al hecho de que las
fuerzas no se dispersen o estén desviadas o dirigidas por tendencias
egocéntricas o sentimientos incontrolados.
Un líder es: “un
gentilhombre que no entra nunca en competición con otros.”
(Confucio)
4.
El cuarto nivel
corresponde
à la dimensión del acuerdo
Une las tres dimensiones
anteriores y forma él mismo un nivel superior, lo que a nosotros se nos escapa
aún en general. Con todo, el acuerdo se expresa a través de todo lo que es
expresión de armonía o de lo que coincide. Además, a través de la armonía se
revela el “sentido de la vida”.
Ser coherente en este nivel
depende de la manera que expresamos nuestra “solidaridad” con todo y todos, es :
« comunicar en un espíritu de solidaridad»
No hay acuerdo posible sin
que tenga comunicación. A su vez, no hay verdadera comunicación sin
solidaridad. La solidaridad supone de abandonar su soledad o separación a final
que pueda hacerse un encuentro para formar una visión más global o más
holística. Sin confrontación solidaria no hay comunicación.
Eso nos da la cuarta regla
del acuerdo, uniendo el tres anteriores:
« Hago lo
que pienso para facilitar la solidaridad entre todos y todo »
A nivel del
liderazgo :
« comunico para aumentar el acuerdo de
solidaridad entre todos y todo »
El papel del líder es crear una
mayor solidaridad en la manera de ver el conjunto. Debe pues promover la
interactividad entre cada elemento de la colectividad.
Eso supone que el verdadero
guía es un discípulo de la sabiduría de todos. Su maestría es volver esta
sabiduría interactiva. La intensificación de la interactividad permite la familiarización y la integración de los
elementos hasta entonces desconocidos o no experimentados, o que no estaban de acuerdo.
En efecto, la mente no
puede generar nuevas informaciones sin reconocerlas. Tiene necesidad de una
confrontación o experiencia directa o bien de repetidas confrontaciones, más o
menos largas e intensas. Para cada caso y persona es diferente. Con la práctica
comprobamos que únicamente con el reconocimiento
son posibles los acuerdos.
Nota : la mente
concreta funciona como un autómata de control. No acepta más que los datos
(informaciones) reconocidas por los conceptos de consciencia que hemos fijado
en la interpretación de ciertas ideas, coloreadas o descoloridas por nuestra
sensibilidad. Todo cambio demanda pues una aceptación de consciencia o una
puesta al día de nuestros conceptos (autómata de nuestra mente). Es difícil
cuando se ha perdido la pureza emocional y la ligereza mental de un niño.
El trabajo del líder
también es supramental, más allá de la mente conceptual establecida.
Confrontará su entorno con conceptos superiores, más globales u holísticos que
rompen los esquemas reconocidos hasta entonces como los únicos válidos. Amplía
pues los valores establecidos dándoles un sentido
más universal en el que pueda reconocerse un mayor número. Su trabajo
consiste en formar una visión
convergente u holística en la
colectividad que lo rodea. (sinopsis
es : poner las diferentes visiones en conjunto para obtener una visión global con sus consecuencias).
Un líder es :
« un gentilhombre que es fácil de servir pero difícil de satisfacer. »
(Confucio)
No hay comentarios:
Publicar un comentario