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La puerta de Shamballah (el corazón: la habitación de Dios)


Blog para promover un movimiento interactivo en el marco del trabajo de síntesis, presentado como Pangeosis.
El trabajo de síntesis se concibe para liberar la conciencia
colectiva. Se basa en el conocimiento y el control de la energía universal.
Se refiere a cada ser humano y a su responsabilidad.
Recurre especialmente a los líderes: políticas, sociales, económicos, profesionales, científicos, educativos y sanitarios y espirituales y religiosos.

sábado, 3 de noviembre de 2012

El desafío del Instructor del Mundo

La humanidad, nuestro planeta y su ambiente están en crisis. Se trata sobre todo de una crisis causada por la separación del mundo material del mundo espiritual. Desorganiza autoridad y valores establecidos y los trae hacia confusión entre oscuridad y luz, entre lo que es verdadero y no verdadero. La abundancia de información refuerza aún estas tendencias. La vida del ser humano moderno con su ritmo desenfrenado, sobre todo el de los adolescentes, es un ejemplo que habla. Por una parte, estas autoridades hacen reflejar, a menudo por interés propio, una libertad cada vez más egocéntrica haciendo creer que el bienestar es dependiente de las ilusiones del aumento del consumo y el crecimiento económico que supone. Por otra parte, estas autoridades se sienten obligadas retener la responsabilidad en normas cada vez más complicadas. Tapan a los tribunales y causan a menudo mucha tensión y situaciones desesperadas. Dirigen así el ser humano según sus propias opiniones limitadas, a menudo en nombre de un orden superior, pero en realidad como excusa por falta de confianza y por miedo a perder el control. Este ciclo de separación entre oscuridad en la base y la supuesta luz del poder, que pretende tener todas las soluciones, afecta a su final. Este final de confusión tiene como consecuencia cambios profundos en todos los ámbitos de la vida. Se les espera y es deseado por una masa de gente, cada vez más importante y crítica. Al mismo tiempo el mundo está a la espera de alguien que pueda informar y canalizar a una nueva dirección liberadora a estos acontecimientos.

El gran reto para este Instructor del Mundo, esperado, es pues unir este mundo dividido en un mundo mejor, más unido. Debe guiar la canalización del paso de un mundo de las pasiones y pensamientos cuadrados, fijos y exaltados, mantenidos por el orden establecido, hacia un mundo más intuitivo, de conocimiento más directo, más extenso y más universal. La esperanza crece en que alguien pudiera abrir la puerta de un paraíso terrestre más concreto, justo y más respetuoso, que corresponde al sueño sembrado en el alma de cada ser humano.
Las decepciones del mundo materialista, acentuadas por la intensificación de sus crisis autodestructivas del tiempo actual, abastecen la esperanza en el ser humano de acercarse a la verdad superior de su naturaleza divina. Esta verdad profunda consiste en la expresión de una vida más creativa, que engloba y penetra finalmente todo por amor y sabiduría. Este sueño del paraíso ya no es compatible con la vida actual de consumo material y espiritual sin límites.
Estas decepciones son la consecuencia de la sumisión ciega de la masa de la gente a normas u órdenes que prueban los límites y distorsiones de la comprensión humana de sus sueños políticos, religiosos, económicos u otros. El verdadero sueño del paraíso es más auténtico. Trae a una verdadera libertad gracias a una apertura de la conciencia para relaciones más justas o  armoniosas. Esta conciencia afina en cada uno la sensibilidad para la capacidad de responder de manera más justa a las llamadas de la vida en el interés del mayor bien del conjunto de la vida. Esta sensibilidad incita al ser humano a la realización de relaciones más justas con sí mismo, su ambiente y otro. Este es el verdadero sueño de la perfección sobre el camino de la Gran Verdad Divina y de la Vida Divina en cada ser humano.
El mundo se imaginó muchas condiciones a las cuales este Instructor debería responder. Se mezclan con las profecías que avanzan el verdadero final del mundo, cuando el ser humano subirá (dará la vuelta) en un plan superior o etérico de la casa cósmica del Padre Creador. No estamos actualmente en el final del mundo sino al final de “un” mundo o de un ciclo en la evolución de la humanidad donde se debe hacer una elección de su supervivencia. Esta primera elección de su destino, o elección escatológica, es una elección que recurre a la conciencia de la totalidad de la humanidad.
Es una llamada a aceptar la creación de relaciones más justas más allá de todo poder de soberanía del viejo orden, que sea el fundamento de este orden establecido. Se trata realmente de una elección sobre la libertad de la conciencia divina y crística de amor en cada uno y el derecho a expresarlo en su vida, teniendo en cuenta que la esencia de toda libertad supone solidaridad, interactividad y armonía. Ninguna filosofía o religión puede ignorar esta verdad.
La libertad no puede imponerse. “Puede solamente despertarse en el otro por los que muestran  que la viven ”. Es a la imagen de Jesús que despertaba a Lázaro de la muerte. Esto simboliza hoy la enfermedad de la humanidad, que no debe conducir a la fatalidad de su destrucción. La enfermedad (mal-adie en francés: o mal del alma) que anima a la humanidad debe, según el plan divino, actualmente llevar al despertar de la conciencia colectiva, gracias a la bajada del Espíritu del Cristo, permitiendo un nuevo Pentecostés colectivo.
Cada individuo se sentirá por fin libre con el despertar de esta conciencia colectiva. Podrá así participar conscientemente en el desarrollo de la experiencia y la expresión del estado divino del Cristo en hacia los planes más sutiles o el sentido del eterización, mencionado arriba. Los que no aceptan esta elección se auto-excluirán de esta ascensión al tiempo del Último Juicio y se exponen mientras tanto a la ley de las fuerzas fatales, o dominantes, que gobiernan “el ser no consciente”.
El Instructor del Mundo aclara esta elección que consiste en la acción concreta de unir o de manifestar la nueva unión del mundo espiritual con el mundo material. No es pues una elección “exclusiva” para o contra de uno u otro mundo. Es una “elección inclusiva y permanente” que sigue hasta el momento de la segunda y última elección escatológica del Último Juicio donde cada uno se juzgará el estado de su naturaleza divina frente a la Realidad del Cristo que aparecerá entonces.
Este Instructor debe ser pues muy realista. Debe tener a la vez los pies bien afianzados en la tierra y la realidad de la base, o de la masa de la gente y el mundo de la manifestación, y a la vez debe estar íntimamente conectado con el Espíritu Universal y Único de Verdad, del cual es el defensor o el abogado (Paracleto, o portador de las claves). Al mismo tiempo indica el camino, o da las nuevas claves, que traen hacia el Espíritu Universal (la Padre-Madre) a través de los distintos niveles crísticos y búdicos (del despertar) de la creación por el cual Éste se manifiesta.
El nombre del Instructor del Mundo hace alusión al Espíritu de Soplo (hatma o adem/Adán) que guia a la humanidad, como un Padre, desde sus primeros pasos sobre el planeta hasta la realización de su naturaleza divina, más allá de las dimensiones terrestres de la vida.
El instructor focaliza actualmente este Espíritu que baja sobre toda la humanidad y lo revela a “todos los que tienen ojos para ver y oídos para oír”. Guia los seres humanos hacia “las aguas de las fuentes de la Vida”, como está escrito en el libro del Apocalipsis (7.17), para que se realice la nueva alianza de la Fraternidad Universal de Dios con el hombre. No se presenta como Dios, aunque su unión con Dios sea única, sino como su servidor y el alumno-maestro mayor de cada uno. Dice entonces: “No, atención, soy un servidor como tú y como tus hermanos que poseen el testimonio de Jesús. Es a Dios a quien hay que adorar” (Apo.19). No busca pues ni poder, ni privilegio, ni sumisión. Quiere la liberación de la voluntad divina en cada uno y de la unión única de cada uno con el Principio Creativo Universal (el Padre), a final que cada uno, gracias a esta unión, pueda expresar libremente el potencial (o los talentos) que su alma contiene.
Este cambio de punto de vista es difícil de aceptar para los responsables del orden establecido. El poder es para ellos todavía sinónimo de superioridad de autoridad, que legaliza la sumisión, en vez de una fuerza luminosa para guiar sus similares. Esta superioridad está basada en iniciaciones y rituales de un alejado pasado, aunque de origen de naturaleza espiritual. Perdieron en gran parte su fuerza y su sentido justo, debido a las tendencias demasiado pasionales o idealistas y a la división entre espíritu y expresiones materiales, cuyos símbolos eran el guión.
El problema del mundo oficial actual es que busca la cuadratura del círculo. O proyecta demasiado la espiritualidad en un mundo trascendente de ideales, lejos de la vida concreta, o reduce la espiritualidad a estructuras y normas estrictas o a la relatividad de los mecanismos cuánticos del mundo material. En concreto, vacía el mundo de la manifestación de su sustancia espiritual. Por otro lado, se imagina el poder dar valores espirituales al mundo material sin darlo con la fuerza concreta de sus fuentes espirituales. Se crean pues normas y esquemas, y también dogmas para volver, lo que sobrepasa una experiencia probada, aceptable para una conciencia cuadrada y calculadora. El mundo se balancea entre anticipación sobre ideales de un sueño, demasiado lejos y en consecuencia irrealizable,  y el  bloqueo en acervos del pasado. Esta confusión es una excusa para imponer a menudo su autoridad sin tener en cuenta la realidad más profunda que es más dinámica y sin límites.
La historia nos muestra, por ejemplo, cómo el mensaje del Cristo, de hace dos mil de años, ha sido difícil de integrar en el orden existente. Jesús no lo pagó únicamente con su muerte sino en su propio ambiente, incluso en su familia, el dibujo divino de su misión no pudo ser completamente comprendido y planteó problemas para su aplicación con las leyes vigentes. Esto fue ocasión para toda clase de conflictos y problemas para interpretar de una manera justa las fuentes históricas en el verdadero marco de una intención divina. Esto fue la causa también de asesinatos, sectas, tabúes, exclusiones, obstinaciones, exageraciones y de la inquisición que todavía perduran.
Para convertir este mensaje de amor en más aceptable y más universal, se ingresaba, por  contradictorio que esto pueda resultar, en moldes y estructuras cada vez más dogmáticas y jurídicas, que prueban que las interpretaciones humanas en base a las convicciones e intuiciones que a menudo han sido condicionadas por las necesidades de refuerzo del poder del momento. No lanzan aquí la piedra sobre cualquiera, porque cada uno contribuía a su manera. Vuelvan  pues hacia el sentido profundo del mensaje y paren este espíritu de división e investigación, que disputa en vano sobre el pasado. Debemos retornar hacia el Espíritu de Verdad de la Fuente.
Seres humanos más conscientes admiten que están hechos a  imagen de Dios y en consecuencia que su naturaleza es divina. Pero si el orden establecido sigue considerando el ser humano como siempre en la fase de la conciencia de un niño divino, entonces es difícil progresar manteniendo esta imagen que es a menudo demasiado ingenua, demasiado simplista e incompleta, exaltada y deformada. Es la frustración del creyente actual que se vuelve adolescente divino. No ve otra salida que rebelarse contra el orden establecido o contra sus padres que creen, con todas sus fuerzas, que su opinión es inamovible, válida e incuestionable. Es como todo lo que ha sido ya  experimentado y revelado para una conciencia aún bien limitada.
Es una imagen reversible, que se llaman “anamorfosis espiritual”, o una deformación mental, más o menos inteligente, espiritual y religiosa de Dios y su Gasolina. Es decir, el problema de la inteligencia humana viene del nivel de su evolución mental imperfecta. Su mente ve las cosas a través de un horizonte y de un ángulo reducidos. Eso deforma la comprensión de su verdadera naturaleza y el sentido de su vida y se traduce necesariamente en misterios o en lo inexplicable. Encontramos un ejemplo artístico de esta deformación en el Convento de la Trinidad de los Montes en Roma. Se trata de la anamorfosis de San Francisco de Paula del pintor Emmanuel Maignan.
A la necesidad de evolucionar y mejorar la visión mental del ser humano, responde un estímulo real de su cerebro (efecto Kundalini, expresión concreta de la subida de la energía hacia el nivel sutil, espiritual). El plan divino prevee esto cíclicamente. Este estímulo, sobre todo mediante el sol y también por el cambio de la luna, se intensifica actualmente para que el ser humano pueda percibir el mundo desde el punto de vista más racional, geométrico, y matemático, por lo tanto más científico. Esto debe dar a la espiritualidad y la religión un sentido más concreto y más tangible que se perdió hace tiempo.
Esto significa un gran progreso. Con todo la trampa es la fijación dentro de esto o no ver que la mente forma parte de un conjunto infinito, dinámico, cíclico y evolutivo que obliga a las estructuras y los esquemas establecidos a cambiar continuamente. Este conjunto forma parte de una realidad infinita y divina que se extiende sobre varios niveles o peldaños sobre la escala de la manifestación. El ser humano, de conciencia limitada, sólo ve más o menos claramente que un único peldaño, la vida terrestre. Los otros peldaños sólo los percibe a veces vagamente y a medida que llega a respetar el primer peldaño de la vida terrestre.
Si se pregunta sobre aquello que el mundo actual tiene verdadera necesidad, seguramente es la de una visión espiritual más coherente de la vida en la cual las particularidades de cada uno reciben su justo valor. En vez de estar basado en poder, notoriedad, dinero, color o convicción, los valores justos están en relación con expresiones auténticas de armonía en el conjunto. Armonía es a su vez expresión de amor y sabiduría. Por otro lado no es posible imaginar cómo la humanidad entera puede considerar la unidad necesaria que garantiza una paz duradera que apacigua su hambre y su sed hacia un mundo mejor.
Esto vale para todos los ámbitos de la vida: la política, la vida social, la economía, la vida profesional y artística, la ciencia, la salud física, emocional, mental y espiritual y la vida espiritual y religiosa. Es un verdadero reto para el orden establecido y sus responsables. Funcionan casi todos según el principio de la exclusividad del poder, o también, de la mayoría. Es decir, tienden a eliminar lo que consideran como una amenaza para sus sistemas, convicciones o fe. ¡Con todo, todos declaran la tolerancia!
La misión del Instructor del mundo no es juzgar, en el sentido de condenar, ni de sancionar el mundo establecido, sino unir más allá de toda división en una visión holística que transgreda todas las referencias hacia los valores establecidos. Esta visión se concreta en el trabajo de síntesis. Designa “la unidad en la diversidad según el nivel de servicio” que esta diversidad vuelve a la armonía del conjunto. Es un trabajo y una visión que reconoce las diferencias pero que ve también el servicio que prestan o pueden prestar cuando reciben su justo valor para el mayor bien de todos en el conjunto. Lógicamente se sigue un trabajo de armonización. Con todo el Instructor no hará ningún trabajo o acción en lugar de los otros, si son capaces de hacerlo. Esto retiraría la fuerza de su voluntad y bloquearía su proceso de transformación.
El rechazo a cambiar, armonizarse y aceptar una visión más global a menudo se basa en la incapacidad de ver  la realidad de la vida en relación a la voluntad del plan divino para la humanidad. Esta voluntad se interpreta demasiado a menudo según una  comprensión limitada y personal de maestros y responsables por las razones mencionadas ya arriba, y también para evitar enfrentarse con sus propios errores.
El Instructor del Mundo tiene como misión de aclarar la voluntad del plan divino frente a esta incomprensión, tal como la Gran Invocación evoca. No tiene importancia si el orden establecido está de acuerdo o no con eso como en la época de Jesús. Su misión tiene como finalidad de proponer un nuevo orden más dinámico en el cual sean posibles relaciones más justas y en el cual la responsabilidad del individuo se armoniza con la responsabilidad colectiva de los responsables.
Su método es pues el trabajo de síntesis (del griego suntesis- σ ύ ν θ ε σ ι) o la acción de reunir o agrupar, invitando a los seres humanos “ponerse juntos para hacer experiencias de vida juntos” en actos concretos. Esto es crucial en las crisis de los cambios planetarios y cósmicos actuales que preceden al proceso de eterización. La supervivencia  de la humanidad no se garantiza hasta que se creen relaciones más justas que invitan a compartir, convivir, cooperar y comunicar en un espíritu de solidaridad en amor y sabiduría. Son las 4 técnicas concretas básicas de la ciencia de síntesis (sintonía, sincronía, sinergia y sinopsis).
El trabajo de síntesis es realmente un proceso de aprendizaje concreto de interactividad entre todos los niveles de organización de la vida de la humanidad. Es un trabajo de escucha, apertura, ajuste e instrucción mutua para redescubrir los verdaderos valores de las fuentes de vida. Todo el mundo los reclama para sí, incluso en voz alta en reuniones y conferencias, pero muy poco numerosos son los que lo practican, ni en el mundo material, ni en el mundo espiritual. Su espiritualidad está en demasiadas palabras, demasiados principios y demasiadas normas que permanecen en el aire porque la verdadera espiritualidad es directa y sólo se expresa a través de actos directos. Verdaderos valores, “expresados” en actos enérgicamente concretos, que hacen referencia, como valores constructivos, a la armonía del conjunto, deben sustituir a las construcciones materiales y espirituales actuales de la torre de Babel. Los humanos se han imaginado estas construcciones deslumbradoras por su incursión en el mundo de la separación entre espíritu y materia desde hace alrededor de doce mil años.
Esto es el reto, la esperanza y la misión que el Instructor del Mundo aporta como Luz del mundo para su transformación hasta  el corazón de cada ser humano. Mediante  esta transformación de la manera de pensar el corazón y la cabeza ya no serán enemigos, lo que cerrará la puerta del mal.

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De codicia nace la ira

De la gracia nace la paz interna y externa

De la ira, productora de decepción, nace la angustia

De la paz, productora de satisfacción, nace la alegría y de esta su madre: nuestra asunción espiritual

La depresión confunde la memoria, destruyendo la razón

La asunción espiritual aclara nuestra memoria por encima de la muerte, instruyéndonos en la síntesis de todos los talentos en el Principio de unión de nuestro Padre Divino: la extra-lucidez del oír, del sentir, del ver, del elegir y del discernir. Son las bases de la creación y de nuestra creatividad.

Unen nuestras pequeñas mentes con el entendimiento del amor inmenso que anima nuestro corazón con la luz del Espíritu-Madre de toda la sabiduría del Padre. Manteniendo está luz focalizada, nuestra alma se eleva hacia el Principio Padre-Madre Creador para despertarnos en la Luz de Cristo-Buda, que hace de nosotros hijos e hijas, manifestaciones de experiencias vivas de esta esta triple unión divina como, hermanos y hermanos divinos.

La estrella de Pascua

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Los chakras de la Tierra